35-... Discordante.

20 3 2
                                    

¿Qué puede salir de unos libros
cuando se transforman en un servidor
Discordante?
La mestiza perdida, adolescente,
se pasa escribiendo tardes,
sabiendo de madrugada
que, de haber actuado diferente,
no estaría tan necesitada
de lo que el amor esconde.
Y tal vez no la conozca
pero siente más por ella
que por todas las que se le acercan
solo porque está lastimada,
enferma o discapacitada.
Siente que las dos se comprenden
incluso tras una querella.

La chica que está tras ello
se duerme ahora a medianoche
pues según pasan los roles
va a ella en busca de un sueño.

Pasa una cita, y otra,
una mañana, una tarde, otra noche,
y el cielo es más brillante
cuando las dos están juntas
y pueden hablar hasta dormirse.

Pues Malibú no es nada
comparado
con aquello
que ellas son
Al ritmo de Cyrus cantaron.
Y, por lo menos una,
nunca fue tan feliz como en ese
instante.
Gracias a Heroes se reconciliaron
tras una riña en un acantilado.

A ritmo de rayas
y asteriscos
se construye la magia,
entre palabras,
cabañas y páginas
alguna vez ellas juntas han...
contado secretos,
y corazones,
explicado razones
y sinsabores.
Con una pulsera
de color violeta
y una nota dejada muy cerca.

La chica que está tras el nombre
no sabe lo que se siente,
no entiende que bajo la mente
el corazón espera, pobre.

Y todos los que nos miran,
no saben que también, amiga,
querida,
mi corazón
palpita
al ritmo de nuestra canción.

Ninguno de ellos sabe lo que siento,
nadie entiende qué estoy buscando.
Ni siquiera yo lo entiendo
pero tal y como puedo,
explicármelo intento.

Es muy simple,
y complejo.
Pierdo el miedo,
gano temple.

No lo entiendo, señorita,
qué me lleva hacia tu gente.
Juraría ante cualquiera,
que disfruto de ser nosotras.
Siempre y nunca tan perfecta.
Ahí, para quien quiera.
No sé qué tengo, quiero verte.
Quiero ir hasta tu casa y conocerte.
Me encantan nuestros audios.
No lo digo a la ligera,
entiéndeme, hechicera.
No sé qué tengo, no lo entiendo ni yo.

Lo que sí sé es
que no quiero que te apagues.
No sé nada de ti,
pero sé que cuando hablamos
me voy fuera de mi tiempo asignado
solo para no soltar el móvil.

Sea Atenea, Afrodita o Hécate,
doy gracias a la diosa
que me ha permitido conocerte.
¿Sabes? Sabes que lo digo en serio.
Considero que eres preciosa,
por fuera y en el alma.
Me has fascinado desde el inicio,
y siempre que te leo pido,
de algún modo,
algún día,
poder abrazarte,
Lucía.

Poemas para los poetas sin poesíaWhere stories live. Discover now