Capítulo 26

709 31 2
                                    

“____”.

Desperté adolorida en el asiento del conductor de un auto a oscuras en movimiento. No entendía en dónde estaba. Recordaba haber sido pateada hasta el cansancio por Byron, y entendía que eso era lo que me tenía adolorida, pero no podía recordar el haber llegado aquí. Tal vez hubiera caído inconsciente antes de que alguien me empujara a este auto, pero ¿quién?
A través de las náuseas y el vértigo alcancé a ver algo que me dio una última esperanza. Unos ojos azules brillando a contraluz en la espesura de la noche. ¿Era Cody? ¿Alguien que iba a ayudarme?
Me apoyé sobre la ventana gélida cerrada y me enderecé. -¿Quién eres? –exigí, con una voz demasiado estable para mi condición. Se produjo una risita delicada, como de una chica.
-Byron ha hecho su parte del trabajo –respondió. –Está bien si lo matan ahora.
Reconocí esa voz, pero no podía recordar quién era, sin embargo. Era una menuda, aguda y delicada voz que me era demasiado familiar. Tal vez más que demasiado.
La figura ennegrecida me echó una rápida mirada a mi cara horrorizada e hizo una falsa mueca sorprendida a cambio. Entonces, se detuvo abruptamente en un terreno de tierra polvorienta elevado, y en un rápido movimiento, ella se echó hacia delante y envolvió sus manos alrededor de mi cuello, enterrando sus uñas en mi piel. Yo grité y me eché hacia atrás, intentando presionar el botón para desbloquear el auto. Pateé el pecho de la chica, y mientras ella chillaba y retrocedía, tiré de la manija de la puerta y la empujé hasta abrirla, cayendo fuera del coche, raspándome con zarzas. Inmediatamente, me impulsé hacia arriba por encima del dolor de todo mi cuerpo, y corrí hacia la oscuridad. Sentí la hierba seca bajo mis pies. Yo estaba descalza. Después la grava, las piedras. Los pasos de la chica sonaron detrás de mí, y sentí como sus brazos rodeaban mi cintura. Caí pesadamente al suelo, y ella se paró frente a mí con las manos en sus caderas.
Un espeso cabello platinado envolvía su perfecto rostro de muñeca. Entonces, los recuerdos relampaguearon en mi mente.
-¿Kate? –susurré, sintiendo las náuseas estancarse en mi garganta. Ella sonrió.
-¿No puedes creer que soy yo, eh? –sonrió. –Tu pesadilla. El anónimo. Tu admirador secreto –susurró macabramente. Me estremecí. Mi boca se quedó boquiabierta. -¡Oh, vamos, _____kins! –dijo, y entonces su voz me sonó justo como la de las notas. –Deberías estar feliz. Al menos sabes que soy yo y no un desconocido.
-P-pero… -titubeé, achicando los ojos. -¿Cómo es que…?
-¿Cómo es que soy yo? –me interrumpió, sonriendo retorcidamente. -¿Cómo es que lo sé todo? –se rió. –Vale, te lo explico. Conozco a Justin desde hace un tiempo, quizás más del que tú lo haces. Él nunca me notó por ser la hermana de su peor enemigo, ¿sabes? El que mataste, Smith, era mi hermano –escupió con sadismo, y comenzó a llorar y reír al mismo tiempo. -¡Era mi hermano! Y tú y tu novio lo mataron. Lo despedazaron, y… y lo humillaron. Juré que me vengaría de ti, ____, porque sé que tu pobre novio lo hizo sólo por protegerte a ti –escupió con amargura. –Yo amo a Justin, LO AMO, desde siempre, más que tú y más que cualquier otra en el mundo. Él es mío. Y por eso intenté matarte mientras ibas en el auto con él. Por eso lo encerré hace dos años en la cárcel e hice que tu padre retirara los cargos para que saliera y poder tenerlo conmigo. Creí que ya te habías olvidado de él por el tiempo que pasó, y por el tal Nathan. ¡Pero resulta que no! Resulta que viniste tú, perra, y me opacaste una vez más. Te lo llevaste y lo ataste a ti. Hiciste que me sintiera insuficiente y una basura, como siempre, desde siempre. Y eso NUNCA.LO.OLVIDARÉ. Por eso, ahora, si él no va a amarme a mí, tampoco va a amarte a ti –gritó, mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas. Tragué saliva, horrorizada.
-¿A-así que… que todo esto fue por… Justin? –dije sin aliento.
-Oh, sí, claro que lo fue –respondió. –Y por mi hermano. Por todas las noches de rabia que hiciste que pasara. Porque mientras yo me retorcía tras el dolor de la muerte de mi hermano y el rechazo de Justin, tú llevabas tu vida perfecta, llena de regalos, gente que te quiere y un novio que va a pedirte matrimonio –sollozó, queriendo sonreír. Vislumbré la cantidad de dolor en sus ojos azules. –Pero no más –susurró. –Ya no vas a robarme todo lo que me pertenece, ____. -¡Y no podía ser tan tonta! Yo en verdad tenía que ganarme tu confianza primero, ¿no? –ella se inclinó a agarrar mi mano y se rió. Retrocedí ante su tacto y la miré a los ojos.
-No puedo creer que fuiste tú todo este tiempo.
-Ya lo sé, ¿verdad? ¡Debe haber sido muy molesto el no saberlo! –aplaudió Kate alegremente. –Fue muy divertido ver cómo te volvías loca… y luego maté a tu linda amiguita inocente y a tu profesora y realmente enloqueciste. Haciendo que un narco se case con tu madre –rió. –Pero todo fue hecho con mucha elegancia, casi como un vestido de alta costura, ¿no crees?
Se rió silenciosamente y me miró. Di un rodillazo hacia arriba, dando justo en su seno izquierdo, y ella soltó mi mano, cayendo sobre su trasero. Me precipité rápidamente sobre mis pies. Ella se levantó también, con los ojos brillantes y los dientes apretados. Entonces, cuando ella se acercó a mí, y simplemente reaccioné. Agarré a Kate en torno a sus piernas. Sus pies salieron debajo de mí y ella comenzó a caer. Sentía sus brazos alrededor de mi estómago, presionando, mientras nos tambaleábamos hacia la pendiente de donde había caído Sheena. La solté, y vi el blanco de los ojos de Kate, mientras éstos se abrían por completo, y oí sus gritos en mis oídos. Ella cayó hacia atrás, y en un abrir y cerrar, desapareció.
Entonces, me dejé caer hacia atrás, y comencé a llorar.

LOST | 2da TEMPORADAWhere stories live. Discover now