Capítulo 18

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A pesar de que llevaba cuarenta y cinco minutos aproximadamente sentada en la silla de metal con pequeños agujeros, no me sentía menos acalorada, ni tan siquiera menos agobiada que cuando salí de la habitación de Justin. Con el ceño fruncido, observé el suelo, de repente sintiéndome mal. Prefería haberme quedado en casa; todo hubiese sido mucho mejor si no hubiera salido en primer lugar. No estaba lista para esto ahora. No sólo tenía que lidiar con mi aspecto horrible y mi posible trauma con respecto al accidente de tránsito y un acosador, sino que ahora ni mi novio podía recordarme.

Poco a poco, todos se estaban yendo. Incluso él.

-¿Sigue siendo tu favorito? -dijo una voz suave. Una mano blancuzca con las uñas pintadas de rojo me extendía un vaso térmico con el logo de Starbucks. Lo tomé y subí la mirada, sorprendiéndome de lo que vi.
-¿Cómo estás? -preguntó Megan, sentándose delicadamente a mi lado. Bufé.
-Como si te importara -respondí bruscamente. Ella guardó silencio y tomó silenciosamente de su café, también. Miré mi vaso con desdén, contorneando el borde con mi dedo sonrojado. Debido al momento que había pasado dentro de la habitación, toda la sangre se había acumulado en mi rostro y en mis manos, haciéndome parecer, quizás, un tomate. Que no me recordara a mí... Eso sí que es quedarse corto.
-¿Sabes? Esta mañana vi una chica con unos zapatos Kate Spade que no combinaban con su vestido -se rió, tamborileando los dedos a los lados de su vaso -. Fue ridículo.
-¿Qué haces aquí? -le pregunté con voz muerta.
-Acompañándote, duh -me dijo. Reprimí la necesidad de decir algo sarcástico en respuesta, debido al sencillo hecho de cómo me sentía en todos los sentidos.
-¿Tú también te has enterado? -le pregunté a suspiros. Ella vaciló, contorneando sus dientes con su lengua. Finalmente, asintió.
-Sí -casi susurró, y tomó otro sorbo de su café. Miré el mío, e hice lo mismo, a pesar de que tenía ganas de vomitar aquí y ahora. ¿Podía vomitar la realidad, tal vez?
-¿Puedes creer que no me recordó? -musité, sin poder creérmelo yo misma. Era como una trágica película en la que todos terminan muriendo o algo así. -No puedes ni imaginarte cómo se siente eso. Quiere decir que nunca fui importante para él, de todas formas.

Ella guardó silencio, contorneando su vaso, también. De repente, me entraron unas ganas tremendas de estrujar el vaso hasta sentir que el café me quemaba la piel y salir corriendo de ahí, llegar a casa, y darme cuenta de que el viejo Justin estaba ahí. Pero no podía.

-Cuando menos te lo esperas aparece alguien que cambia todo, y lo amas con todo el puto corazón. Entonces pasa algo como esto, y... Y te das cuenta de que algunas personas que son importantes para ti, tú nunca fuiste importante para ellas -suspiré, deseando llorar. -Estoy cansada de poner mis sentimientos en personas que no valen la pena.
-____, ¿qué entiendes tú por amor? -me preguntó, ladeando la cabeza. Resoplé.
-¿Qué?
-¿Qué entiendes por amor? -repitió, sonriéndome. Bajé la mirada.
-Nada -dejé salir todo el aire que tenía, frunciendo el ceño, y dejando caer una lágrima de rabia.
-Amor no es no poder vivir sin alguien, ¿sabes? A eso se le llama dependencia. Amor es poder vivir sin alguien y aún así no querer hacerlo -explicó suavemente. - ¿Qué escoges tú?

Me levanté de la silla, mirando todo a mi alrededor con asco. Seguidamente, dejé caer el café en el suelo marmoleado blanco, y obligué a mis pies a retroceder, dándome la vuelta y echando a correr lo más rápido que me permití.

***

Corrí, corrí hasta que me dolieron los pulmones a causa del aire seco que entraba por mis pulmones. Sentí la libertad de nuevo corriendo por mis venas, drenando toda la angustia que me ahogaba. Mis Converse de color negro ahora gastados y deshilachados golpeaban el suelo pesadamente mientras mis brazos se abrían contra el viento seco, cerrando los ojos.
La carretera estaba atestada de autos. Los conductores probablemente estaban queriendo morir, ya que el tráfico estaba bloqueado por un choque violento entre dos autobuses. Lo miré con desdén cuando pasé corriendo, y miré hacia atrás los demás autos, estancados, paralizados. Ellos deseaban correr como yo. Ellos deseaban abrir la puerta de su puto auto y salir corriendo, ¿no es así? ¡Ellos querían correr como yo! ¡Pero no podían! ¡Y yo sí! ¡Porque soy jodidamente libre! ¡Libre! ¡No tengo a nadie, por lo que nadie puede detenerme!

LOST | 2da TEMPORADAWhere stories live. Discover now