Capitulo 21 "Saber esperar"

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Al salir de la Universidad, me despedí con la mano de Drake y Michael, y ellos sonrieron en respuesta. Corrí con el bolso a cuestas hacia la motocicleta de Justin, volviendo a un pasado cuando iba a recogerme con la motocicleta, antes de todo esto.

Cuando todavía era Justin.

Aparté esos pensamientos de mi mente y le sonreí, sorprendiéndome cuando me atrajo hacia él con un brazo y juntó sus labios con los míos, moviéndose de un lado a otro mientras su lengua jugueteaba con la mía. Cuando nos separamos, lo miré estupefacta, parpadeando repetidas veces para comprender lo que acababa de suceder.

Con un rápido movimiento de cabeza, me indicó que subiera a la motocicleta y yo obedecí con el ceño fruncido, acomodándome la mochila en el hombro. Generalmente, las personas que sufrían un trauma severo, perdían parte de la capacidad de su cerebro para almacenar mierda, o, mejor dicho, recuerdos. Y si ellos olvidaban a su novia, ellos la olvidaban, quiero decir, yo era una extraña para él. Y aún así, me besaba. Esto era extraño.

Condujo en silencio por distintas calles que inmediatamente reconocía, y comencé a recitar los nombres de las mismas al igual que de los locales abiertos que pasábamos para no dejar mi mente a su libre albedrío. No me gustaba la sensación que mis propios pensamientos ejercían sobre mí en ninguna ocasión. Fuera buena o mala.

Nos bajamos frente a un centro comercial gigante. Cuando Megan y yo íbamos ahí, siempre bromeábamos con que podríamos quedarnos a dormir en las tiendas de colchones, por las mañanas desayunar en Starbucks, y luego pasar todo el día de compras.

Ojalá la vida fuera tan fácil.

Recorrí con la mirada el edificio imponente que se alzaba enfrente de mí, poniendo una mano sobre mis ojos cuando llegué al tope, donde unas banderas de colores se agitaban con el severo viento que no tenía compasión de mí o de mis ojos. Seguidamente, sentí la mano de Justin abrazar la mía, enredando nuestros dedos juntos. Otro corrientoso aire de sorpresa me invadió. Sin embargo, no me resistí, y me dejé llevar por su paso tranquilo hacia dentro, donde las personas salían alegres con sus bolsas de compras. Una banda de chicos y chicas jóvenes se abrazaban entre ellos mientras comían pretzels y palomitas de maíz. Una pareja acariciaba el vientre hinchado de la chica mientras el viento agitaba sus bolsas de compras para bebés. A mi izquierda, otra parejita bastante joven reía, mientras el chico abrazaba a la chica por la cintura y ella alejaba su mano para tener una mejor vista de su nuevo y brillante anillo de bodas.

Desvié la vista, sorbiendo por la nariz como si nada pasara. No quería ni recordar que la palabra “anillo” o “boda” existían en el diccionario, y tampoco me agradaba mucho la idea de juntar ambas en la misma oración. No ahora.

Dentro del centro comercial, se escuchaba un barullo que iba entre voces de personas, llanto de bebés y risas jóvenes y viejas, a música a todo volumen proveniente de la tienda de instrumentos y de la disquería. Justin apretó mi mano para hacerme notar su existencia y me sobresalté, mirándolo, interrogante. Él sólo sonrió y plantó un beso en mi mejilla, arrugando su nariz en el gesto más tierno que había visto venir de él.

Ok.

-¿Habías venido antes? –preguntó, mordisqueándose un padrastro. Tragué saliva y asentí, todavía sin comprender qué carajo estábamos haciendo aquí.
-Ajá –respondí suavemente. –Mi mejor amiga y yo solíamos venir todo el tiempo, pero… Bueno, no lo sé –suspiré, encogiéndome de hombros y desviando la vista, fingiendo estar súper interesada por una tienda estrambótica que emanaba un extraño perfume a alcanfor.
-Bueno, ¿a dónde quieres ir primero? –preguntó dulcemente. Lo miré, en un encogimiento de hombros, y él caviló, achicando sus labios y emitiendo un “mmmm” que me provocó morderle los labios.
-No lo sé, ¿a dónde se supone que las chicas van con sus novios? –inquirió, haciendo una mueca extraña. Me encogí de hombros, ahogando la risilla que pugnaba por salir de mi interior.
-A comprar ropa interior –bromeé, perdiendo la mirada en el anuncio de una peluquería unisex.
-Eso me agrada –dijo. –Vamos, entonces.

LOST | 2da TEMPORADAWhere stories live. Discover now