Capítulo 13

991 29 1
                                    

-____’s POV-:

Justin me sacó a empujones de la casa, apenas dejándome terminar de ponerme la chaqueta. Me subió en la motocicleta, cargándome antes de que pudiera tocarla, y luego se acomodó rápidamente delante de mí. Di un grito ahogado cuando arrancó y yo ni siquiera me estaba sosteniendo de nada.

Observé todo a mi alrededor. Al menos ya podía abrir los ojos sin que se me revolvieran las tripas. Los colores y las formas abstractas volvieron a estar frente a mí. El viento golpeando contra mi rostro me obligaba a cerrar los ojos, pero yo los mantenía abiertos, abriendo la boca para absorber bocanadas y bocanadas de aire seco y cálido que viajaba directamente hacia mis pulmones.

-¿A dónde me llevas? –le grité, cuando me di cuenta de que tomaba la carretera. Él no respondió, e hizo sonar el motor de la motocicleta. Por una vez no grité, sino que reí tontamente y me atreví a hacer la estupidez más grande de mi vida. Pero, después de todo, para ser viejo y sabio, primero necesitas ser joven y estúpido.

Me puse de pie sobre los tubos plateados de la motocicleta, intentando mantener el equilibrio, y desenredé mis brazos de la cintura de Justin. Sentía el viento sacudir mis cabellos hacia atrás y el Sol apuntar directamente hacia mi rostro. La carretera estaba inusualmente casi vacía, y entonces abrí mis brazos para sentir la placentera sensación de volar. Era tonto. Pero volar siempre fue uno de mis sueños frustrados.

Y ahora sentía como que volaba. En todos los sentidos.

Grité muy fuerte, cerrando los ojos y sintiendo la sensación maravillosa que se me había sido privada toda mi vida: la libertad. Quiero decir, cuando toda tu vida has sido manipulado y engañado, llega un momento en el cual no confías en nadie. Pero luego llega alguien y te abre los ojos, diciéndote que hay un mundo fuera de tu ventana, y te empuja a que salgas y lo vivas. Entonces te sientes libre. Y es la libertad la sensación más hermosa de todo el mundo.

Recorrimos toda la carretera así. A toda hostia, con mis brazos abiertos y gritando y riendo. El avión de papel en mi cuello saltaba con el viento mezclado con el movimiento de la moto.

-¡Woah! –me reí tontamente cuando nos detuvimos frente a un local con letras iridiscentes brillando en letras cursivas. El lugar olía a grava seca y a humo, pero todo estaba increíblemente limpio. Incluso idílico.
-¿Qué es esto? –le pregunté mientras nos bajábamos de la moto. Él sonrió ampliamente y me jaló del brazo, corriendo hasta la puerta del local. Volví a reír tontamente, y él empujó la puerta, que emitió el tintineo de una campana. Woah. Como en las películas.

Miré a mi alrededor, admirada de nunca haber estado antes en un lugar como éste. El local era amplio. Había un mostrador de cristal repleto de tubos de cremas, libros, y cajas con muestras de piercings. Un tubo de goma espuma negro giratorio estaba cuidadosamente posicionado encima del mostrador, mostrando más piercings. Las paredes estaban pintadas con raros diseños estrafalarios, y varias frases de personas como Bob Marley y Kurt Cobain se hallaban escritas en las paredes, con la foto del respectivo autor a un lado.

Varias chicas con cabello corto negro, y otras con el pelo largo y de colores repletas de piercings y tatuajes me vieron y arrugaron la nariz. Giré la vista y me encontré con un chico castaño con múltiples tatuajes a lo largo de sus brazos delgados. Usaba unos grandes lentes y barba que llegaba hasta el comienzo de su cuello. Era bastante joven, y tenía una pinta de ser de ésos que estudian Física cuántica mientras escuchan Heavy Metal.

-Hombre, Justin –sonrió, y se dieron la mano por encima del mostrador. A la mierda, Justin conoce a medio país.
-Hey, Martin –sonrió Justin, sacudiéndose los cabellos. -¿Qué tal, tío?
-Todo bien. ¿Has venido para lo que hablamos el otro día? –preguntó amablemente, sonriéndome. Justin asintió.
-Supongo que es ella –me señalo, mirándolo, atónito.
-La misma –sonrió él. Miré a Martin con una sonrisa en mis labios, y me dio la mano, la cual torpemente estreché de vuelta.
-Gusto en conocerte, ____ –sonrió. –Justin y yo somos viejos amigos.
-Oh –fue todo lo que respondí, sonriente. Todavía no entendía el por qué estábamos aquí.
-¿Es la primera vez que te haces un tatuaje, ____? –me preguntó amablemente. Había un piercing plateado en su labio inferior, pero hablaba como si tuviera una maestría. Abrí los ojos como platos y miré a Justin, sintiendo una capa de sudor recorrer la parte posterior de mi cuello. ¿Un… tatuaje?
-Um… S-sí –titubeé.
-Vale, entonces vengan por aquí –sonrió, y salió del mostrador, dirigiéndose hacia donde se encontraban dos sillas de cuero. Miré a Justin, sintiendo que se me ponían los pelos de punta. Él sólo me abrazó dulcemente y nos dirigimos hacia donde se hallaba sentado Martin, acomodando cosas en su escritorio. En los estéreos de la tienda, sonaba bajito una canción de Aerosmith.

LOST | 2da TEMPORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora