Capítulo 17

603 47 3
                                    



Desperté y me miré al espejo, tenía una cara de dormida tremenda, volteé y Peter ya estaba bañado y cambiado, todo arreglado, tan distinto al hombre que conocí.
-Necesito buscar mis cosas, no tengo nada acá..-empecé y él tiró de mi brazo acercándome a su cuerpo-necesito hacer eso, básico para que pueda quedarme
Puso su mano sobre mi boca callándome.
-Listo, ya está hecho-me dijo como si nada.
-¿Qué?-lo miré desconcertada
-Tus amigas tienen una copia de tus llaves, ¿no?-Peter elevó sus cejas- ya trajimos todo acá, vení a ver el living
Cuando fui no podía creerlo, estaban mis cosas en distintas cajas.
-Vos estás loco-me reí algo nerviosa- creí que me mudaba en una semana, dos, un mes..
Peter me tomó de la mano y suspiró.
-Cada día que pasa vale oro, sobre todo en este proceso-Peter se agachó, se arrodilló y acarició mi pequeña pancita, me la besó, eso hizo que se me aflojaran las piernas, si que no estaba lista para eso.
-Tengo que bañarme y cambiarme-me aparté, escapé.
Me preparé y caminé hasta la cocina, desayuné rápido.
-Bueno, ya podemos ir, necesito cumplir con el horario-palmeé el hombro de Peter para que se moviera.
-A este paso vas a estar en la oficina antes que yo-suspiró, me hizo sonreír.
Peter manejó hasta el centro, estacionó el auto y me bajé antes, al llegar me ubiqué en el mostrador donde antes estaba su antigua secretaria, ella me fulminó con la mirada desde otro lado.

A media mañana lo vi llegar, me ignoró, me puse frente a él.
-Hola papá-elevé mis cejas-¿venís por algo?
-Venía a hablar de negocios con el Señor Lanzani-soltó como si nada, suspiré y traté de contener mis lágrimas, abrí la puerta después de anunciárselo a Peter, me estaba por desaparecer de escena cuando me llamó.
-Ella es mi nueva secretaria Mariana-Peter me presentó a mi propio papá.
-Mariana-papá me llamó por mi nombre- un gusto-me sonrió como si nada, siendo una persona completamente cruel conmigo, no mostrando rastros de cariño, me ignoró, hizo como si no me conociera, ahí si di media vuelta y me fui.
Corrí hacia el baño, me puse a llorar, no podía parar, me agarraron nauseas y me mareé.
Cuando volví a mi lugar de trabajo me quedé sentada sintiéndome completamente mal, Peter salió de su oficina y me vio pálida, me hizo pasar a su lugar de trabajo y cerró la puerta, me trajo agua, se preocupó.
-¿Estas un poco mejor?-me miró a los ojos, yo estaba perdida, lo abracé-¿que pasó?
-Nada...-me escondí debajo de su cuello- ya voy a sentirme bien
Peter besó detenidamente mi frente, mis ojos se encontraron con los suyos, le acaricié su lunar.
-Vamos-Peter estiró sus brazos y agarré sus manos.
-¿A donde?
-A tomar aire, caminar, yo también lo necesito, la vida de oficina me agota-suspiró, seguí sus pasos al cabo de un rato-¿te preocupa tanto lo que digan de nosotros? ¡Al diablo con eso Lali!
Peter tocó el número de planta baja y nos quedamos mirándonos.
-Yo... ¿Podemos simular que no nos conocemos por lo menos por un tiempito?-le pedí, Peter compresivo asintió con la cabeza- no quiero caerle mal a nadie..
-¿A quién le caerías mal vos?-elevó sus cejas, me hizo una caricia en el pelo.
-A Natalie seguro...-elevé yo mis cejas.
-Bueno, a ella sí, pero al resto no-Peter suspiró- Lali voy a ser papá, quiero compartirlo con el mundo
Sus palabras me golpearon, ¡¿qué?!
Bajamos del ascensor y nos pusimos a caminar por las calles del centro.
-¿Qué cambio para vos que queres contarlo?-le pregunté con curiosidad.
-Mis papás nunca estuvieron orgullosos de mi, en particular mi papá, quiero que mis hijos sepan que estoy orgulloso de ellos-Peter esbozó una pequeña sonrisa.
-O hijas-le corregí, me fue inevitable no sonreír, me tomó de la mano y nos pusimos a caminar así, cuando nos dimos cuentas ya estábamos cerca de lo de Peter, en Puerto Madero-Pit..
Peter me miró a los ojos y algo en mi interior se removió.
-¿Vas a volver a tu otra vida?
Él me soltó y acortó nuestra distancia, me hizo una caricia en la mejilla.
-Estoy intentándolo, el estar en el aquí y el ahora, solo que en la ciudad, estoy tratando-chocó su frente con la mía, sentí su respiración tranquila, un impulso, fuerza superior hizo que tomara sus mejillas con mis manos, que lo besara, así que sí lo hice, lo besé, en el medio del Puente de la Mujer, mientras pasaban los lugareños, los turistas.
Me separé un poco completamente aturdida, mi nariz quedó chocándose con la de él.
-Solo.. Solo quería hacerlo, no busquemos explicaciones-intenté restarle importancia, cambié de tema-mejor volvemos, ¿no?
Él negó con la cabeza.
-No.. Vamos a almorzar, vi que no bajaste a comer-me tomó nuevamente de la mano y me condujo hacia un restaurante, nos sentamos enfrentados- pedí lo que quieras
-¿Lo que quiera?-elevé mis cejas tratando de contener mis ganas de reírme.
-Lo que quieras..-asintió con la cabeza, le agarré la pierna por debajo de la mesa y comencé a subir mi mano jugando sucio, me miró desconcertado, no se lo había esperado, mordió sus labios-lo que quieras comer-completó, se rió, solté mi agarré y no pude evitar sonreír-el postre es para llevar
-Ajam-asentí con la cabeza aún con ganas de reírme.
Pedí pasta y Peter sirvió dos copas de vino.
-¡No puedo tomar, no es justo!-me quejé.
-Serví tú copa porque voy a brindar por los dos-me sonrió-¡a tu salud!-elevó mi copa.
Le di con una servilleta en la cara, nos reímos y después no volvimos a la oficina.
-¡¿Queres guerra?! ¡Vas a tener guerra!-elevé mis cejas aún enojada porque él había tomado alcohol y yo no, le di con los almohadones, ambos estábamos tirados en la cama, Peter me sorprendió agarrándome por el brazo, estiró mis dos brazos y los sostuvo, con su boca buscó la mía y me rendí, rodeé su cuello con mis brazos, quedamos enredados.
-Sigo y sigo rompiendo reglas-Peter habló agitado, corrió el pelo de mi cara.
-¿Ahora cual rompiste?-lo miré con curiosidad.
-Dejar que alguien duerma conmigo, a mi lado..-trazó dibujos imaginarios con su dedo, lo pasó por toda mi cara, cuando llegó a mi boca se lo mordí suavemente.
-¿No te estaré enamorado?-lo miré riéndome, él se quedó congelado por varios minutos, el silencio se hizo eterno-¡ey era broma!
-Muy chistosa-me respondió luego de un tiempo, negó con su cabeza- muy muy chistosa, Señorita simpatía-hizo un toquecito con uno de sus dedos sobre la punta de mi nariz, mis ojos se achinaron al sonreír- ¿vos no te estas enamorado de mi?
Que me atacara con la misma pregunta me dejó desconcertada, me descolocó, sentí el calor subir por mis mejillas.

EnredaosWhere stories live. Discover now