°•𝑵𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒐 𝑫𝒆𝒔𝒕𝒊𝒏𝒐•° | YiZhan °•♡•° [MPreg]

4. Entregados al amor

✿Capítulo dedicado a ChenQingLau✿

—No puedo llevarte a tocar las estrellas ZhanZhan, pero te acercaré a ellas.

—No necesito tocarlas, cuando puedo acariciar a la más hermosa del firmamento.
~Sakura Nabi

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Durante los siguientes días, Wang Yibo se dedicó a buscar en internet lugares en los que podría divertirse y pasarla bien en compañía de Xiao Zhan.

Había encontrado un montón de bares, discotecas y restaurantes, mismos que descartó al ver fotografías y opiniones de cada establecimiento. Él buscaba algo más privado, íntimo.

Su segunda búsqueda fueron playas románticas. Según había leído, cerca de donde se hospedaba, había un malecón no tan ideal, pues al estar diseñado para parejas, muchas iban por las noches a pasear. También tenía pena de preguntarle a la familia Hernández sobre algún lugar al cual podría llevar a Zhan. Nadie sabía de su relación y temía que fueran a juzgarlos por eso.

Varios días antes de terminar sus vacaciones, encontró en internet un crucero romántico, que incluía una cena con velas a la orilla de la playa y un paseo nocturno en Las Caletas. Según leyó en comentarios, el lugar era ideal para pasar una buena velada.

Pensando si estaba siendo o no muy atrevido, reservó dos pasajes para el día siguiente.

Mientras el momento llegaba, se dedicó a molestar a Xiao Zhan con la sorpresa que le tenía. Éste intentaba adivinar, saltando de un lado a otro y dando una lista de las ideas que se le venían a la cabeza.

—¡Ya sé! ¡Un crucero! —se atrevió a decir. Yibo le abrazó y depositó un beso en sus coronilla, escondiendo una risita traviesa.

—No te diré nada.

Zhan no se rindió. Siguió pensando qué podría ser esa sorpresa e incluso se atrevió a pedirle ayuda a los niños. Ellos sólo decían: surfeo.

Al día siguiente, Wang Yibo anunció a la familia que saldría con Xiao Zhan y que probablemente no llegarían a dormir. La familia no tuvo problemas y sólo les pidieron cuidarse.

Los chicos caminaron de la mano por el malecón, mirando el atardecer y hablando de cosas sin sentido, por ejemplo, por qué creían que el cielo era azul y por qué no podía ser de otro color, o por qué la arena en algunos lados era más fina que en otras playas. Cosas que no sabían porque las hablaba pero les entretenía a ambos.

Cerca de las ocho de la noche, Yibo comenzó a acercar a Zhan al embarcadero y finalmente presentó el barco en el que navegarían por un buen rato.

Xiao Zhan, un poco enfurruñado, se quejó porque él ya había adivinado desde antes la sorpresa y aún así Yibo le hizo pensar en más ideas.

—Venga, Zhan, que ha sido divertido ver tu carita linda pensando toda la tarde —Yibo dio un apretón suave en las mejillas de Zhan y después dejó un beso en sus labios.

—Si me das otro beso, te perdono —negoció el pelinegro.

—¿Ah, sí? —Xiao Zhan asintió y cerró los ojos, en espera de su beso. Éste llegó con suavidad, acariciando cada milímetro de sus labios —¿Ese bastará para que me perdones?

Xiao Zhan sonrió y negó suavemente.

—Yo creo que uno más —Yibo sonrió antes de acercarse de nuevo a él. Esta vez, sujetó su rostro con ambas manos y besó con mayor fuerza, provocando en el mayor un montón de cosquilleos en la barriga y un acelerado ritmo cardíaco —perdonado —susurró Xiao Zhan al final del beso.