Día Lunar (Larry Stylinson) [Omegaverse]

c a p í t u l o 24

[...]

Harry estaba en la cocina esperando a su omega, había terminado sus "cosas" hace ya una media hora, en ese tiempo preparó el desayuno, unos ricos waffles acompañados con un delicioso vaso de leche con plátano, pero Lou no bajaba y eso lo estaba preocupando.

Quizás se haya quedado dormido, Harry no había subido a verlo antes para darle un poco de privacidad y espacio, tal vez quería estar unos momentos solo, para pensar, analizar o...no sé...

Esperó otros quince minutos.

Nada.

Lo mejor sería ir a ver que es lo que ocurre.

El rizado ya vestido con una sudadera y un short de buso, subió los escalones de dos en dos y sin mucho esfuerzo ya estaba tocando la madera de la puerta.

—Lou...—Pegó su oreja a la puerta para escuchar algún movimientos de adentro—Ya esta lista la comida—Avisó en un fracasado intento de oír alguna palabra.

Harry no sabía lo que pasaba pero mientras más intentaba acercarse un sentimiento en el pecho lo aprisionaba, era sofocante y doloroso, llevó su mano hacia la molestia para apaciguar el peso de este.

—Cariño...—Llamó nuevamente, necesitaba saber que era lo que le sucedía—Voy a entrar.

No esperó respuesta alguna y abrió la manija, se adentró en un cuarto lleno de feromonas tristes que hacían a su lobo gruñir. Buscó al pequeño con la mirada, dando con un bulto bajó las mantas.

—Lou ¿Qué tienes?—Se acercó con rapidez—¿Estas bien?—Cuando lo iba a destapar para ver su rostro, escuchó un sollozo lastimero mientras las telas eran apretadas casi ocupándolas como escudo para que nadie pudiese entrar.

—Déjam.e  solo..—Sorbió su nariz.

Harry alterado sin saber como actuar acarició su cuerpo.

—Dime que tienes Lou—Susurró suavemente—Hace un rato estabas bien...

—N.o me qui-eres..—Habló con voz débil y temblorosa.

Harry con una mueca de confusión preguntó:

—¿Qué? ¿De qué hablas?—No comprendía por qué el castaño decía aquellas barbaridades.

Claro que lo quería.

Y más que a su vida.

—N.o me quieres com.o tu o.me-ga—Sollozó después.

Harry aún seguía sin entender nada.

—Cariño, mírame—Le dijo para que saliera de su escondite—Ven, sal.

Espero paciente a que el ojiazul saliera, lentamente se dejó ver, y sintió como un balde de agua fría caía en sus hombros al ver la expresión de Lou, completamente decaída, con nariz roja, ojos lagrimosos, mejillas sonrojadas, cabello despeinado, con un atisbo de querer llorar de vuelta.