¿NUESTRO FINAL?

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{JACK}

Esto ya es demasiado. Esto debe de ser una clase de broma macabra.

Lo mismo que les ha pasado a mis padres, le ha pasado a mucha gente. Tengo un nudo en la garganta, quiero llorar, pero no puedo porque es o llorar y morir o aguantar y sobrevivir. No puedo perder tiempo.

Hay ambulancias y coches patrulla por todos lados, intentando parar a estos... lo que sean.

He leído y escuchado muchas historias de zombis y sé que Rachel también. ¿Quién no? Pero jamás pensé que pudiera hacerse realidad. ¿Cómo es esto posible?

Lo único que tengo claro es que ambos somos incapaces de reconocer lo que vemos ante nuestros ojos.

- ¡Eh, ustedes! ¡Fuera! ¡Marchaos a un lugar seguro!- nos grita un policía y yo asiento rápidamente con la cabeza y doy media vuelta. Pero mi prima me para. La miro. Tiene lágrimas en la cara. Sé lo que quiere que hagamos.

- Mis padres...- susurra con voz débil.

Niego con la cabeza.

- No podemos. Moriremos...- digo asustado.

Vuelvo a echar un vistazo a las calles y veo como al policía que nos dijo que nos marcháramos le muerde una cosa de esas. Le desgarra el cuello, el poli se cae al suelo y la cosa esa se echa sobre él, esta vez desgarrándole el vientre y comiéndose todos esos órganos... ¡Puaj!

Hago una mueca de asco y se lo señalo a Rachel.

- ¿Quieres que te pase eso?

Ella niega con la cabeza, pero echa a correr. Y yo la sigo. Sé lo que se siente al querer recuperar a tus padres, al hecho de que crea que pueden estar en peligro, yo acabo de pasar por lo mismo hace algo menos de media hora.

El ruido que hay en las calles es horrible. La gente no para de gritar, asustadas, intentan correr evitando a esos monstruos, es lo peor que uno puede imaginar. Y pensar que esta mañana pensaba que las clases eran el peor infierno de todos...

Cruzamos diversas calles, su casa ya no está muy lejos y hemos tenido suerte de no tropezarnos con ningún monstruo.

O no.

Al girar una esquina nos encontramos con uno, mi prima grita y el monstruo nos ve y viene hacia nosotros con esas manos asquerosas queriendo cogernos, y comernos. Lo conozco, es el padre de un amigo.

Me empieza a entrar pánico y sé que a Rachel también pero no podemos pararnos. Solo es uno y camina muy despacio.

Echamos a correr alejándonos del monstruo y llegamos a casa de Rachel. Ella intenta abrir la puerta. Sigue cerrada. Pierde los nervios y empieza a dar puñetazos, lo que llama la atención de algunos monstruos que salen de sus casas y se dirigen hacia nosotros.

Empiezo a respirar aceleradamente y me recuerdo que no tengo el ventolín, me estoy ahogando.

- Vámonos- le digo a Rachel pero ella llora y niega con la cabeza. No para de dar puñetazos.

Miro alrededor. No podemos entrar por la ventana porque tiene barrotes. Le doy una patada bien fuerte a la puerta, pero no se abre y solo sirve para atraer a más muertos, que vienen de otras calles. Nos rodean. Empiezo a temblar de miedo. Estamos perdidos. Mi prima está igual que yo, sabe que vamos a morir. Cierro los ojos y me preparo para lo peor.

Cada vez oigo sus gruñidos mejor. Se acercan y mi corazón se acelera cada vez más. ¿Es este nuestro final?

Mi prima se echa al suelo, se hace una bola y sigue llorando. Yo hago lo mismo. Nos preparamos, nos preparamos para este nuevo infierno. Un infierno del que nadie nos había hablado. Un infierno para el que no nos habían programado.

Apocalipsis Zeta - Parte 1: En busca de un lugar seguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora