•Complicado•// C.R.O

31

Caminé sin ánimos devuelta a casa, era tarde y estaba harta de sentirme de esta manera. Miraba mis pies sin importar mi alrededor, como si nada existiera, solo yo.

Me prohibí a mi misma hacer cosas que me recuerden a Tomás, ya era hora de soltarlo... Aunque sé que va a ser difícil. No miré su casa, pasé de largo y fingí que es una más.

Había apagado mi celular para que nadie moleste, por lo que al prenderlo tenia un montón de mensajes y llamadas, pero no leí ni respondí ninguno.

Subí a mi habitación a encerrarme, obvio no era una adolescente rebelde depresiva enojada con el mundo, solo que no tenía ganas de estar con mis viejos. Me senté en el balcón a fumar un cigarro mientras contemplaba el barrio y la puesta del sol, hasta que algo captó mi atención, un auto.

Estaba estacionado en la casa de Tomás, nunca lo había visto, por lo que me causó intriga. Su mamá seguía teniendo el mismo de siempre.

Tal vez son visitas.

No le saqué la vista de encima hasta que de pronto apareció una chica, tenía pelo bastante largo y pude captar algunos de sus tatuajes, más que nada los de color. Fue raro ya que jamás la había visto.

Ahí supe que ella era la dueña de ese coche, porque comenzó a bajar un bolso. Me sentí demasiado chusma, por lo que me puse de pié, tiré la colilla y me aseguré que no caiga del lado del vecino; en cuanto levanté la cabeza ví al peli verde. Caminó hacia ella y la ayudó, quedé paralizada.

-Yo puedo amor- habló dulcemente, aunque se notaba lo mucho que pesaba aquello que traía ahí dentro.

Amor.

-Va poder- respondió Tomás. -Andá, yo bajo todo- pasó por su lado y la despeinó, éste rió cuando ella intentó pegarle.

Su risita.

-Tonto de mierda- se quejó pasando las manos por su cabello. -Bueno, voy a hacer la cama entonces- avisó.

-Lo de la mesita de luz dejalo en una caja que hay arriba de placard- pidió.

Nuestra foto.

-Eso lo voy a tirar a la mierda- rió. A lo que el cara tatuada negó con su cabeza. -Mentira gil, te amo- le tiró un beso al aire antes de volver a entrar.

Lo miré un poco más, no podía creerlo. Estába ahí, solo a metros, definitivamente escuchar esa conversación fue lo peor que me pasó.

Hice un paso para atrás, necesitaba escribirle a Iara o a Nicki, pero como hoy no es mi día, me golpeé con la silla.

Justo en ese preciso momento, nuestras miradas conectaron después de tanto tiempo. Se paró todo el mundo, por lo menos unos segundos hasta que volví a la realidad y me di media vuelta, entré, cerré la ventana, corrí las cortinas y bajé la persiana.

Respiré profundo, no quería llorar, me sentía rara, con muchísima adrenalina recorriendo mi cuerpo y sin pensarlo corrí escaleras abajo.

-Morena te vas a caer- habló mamá. Aunque no le di importancia.

Salí hacia la calle, Tomás estaba a punto de entrar a su casa. Tenía la tonta necesidad de mirarlo más de cerca, se percató de que yo estaba ahí, así que soltó lo que tenía entre brazos.

Seguía casi igual, solo que su pelo estaba mucho más largo, tenía puesto un gorro del cual se escapaba un mechón, ya no era color verde sino azul... Pero aún así estaba hermoso.

Definitivamente lo odiaba y le tenía tanto rencor que, aunque todavía me encantaba, el sentimiento horrible que se formaba cuando recortaba aquel día, era muchísimo más grande.

En un abrir y cerrar de ojos lo tenía parado frente a mí, a menos de un metro.

-Hola- saludó en un susurro. -¿Como estás?- hizo un paso hacia delante, y yo uno para atrás.

Levanté una ceja, me hablaba como si nada.

-Creo que hay que hablar- jugó con sus manos, se notaba nervioso.

-¿Ahora querés hablar?- frunci el ceño. -Yo creo que es un poco tarde- traté de sonar fuerte ante él.

Maldito el segundo en que decidí salir afuera.

-Dejá que te explique- volvió a acercarse.

-¿Explicar qué?- lo miraba con asco, y sé bien que en estos momentos estoy siendo muy expresiva.

-Todo- poco a poco sus ojos se cristalizaron.

-No vas a arreglar nada si te pones a llorar- recordé sus palabras, éso que me dolió mucho y dejó marcada.

-More- y una lágrima se hizo presente.

-¿Te vas a victimizar? Genial, la cornuda fui yo y la víctima sos vos- hablé sarcástica.

-Nunca te hice eso, jamás- negó. -Te dije que te amaba.

-Me lastimaste, que rara forma de amar- sentí ese dolor en el pecho, ese que me causó él.

-Y no me alcanza la vida para pedirte disculpas, pero hay tanto por hablar, cosas que no te dije, fuí un boludo, te perdí porque no pensé en vos- agachó su cabeza.

-Creo que los dos nos equivocamos, principalmente yo por elegirte.

Estaba hablando desde el resentimiento, tan fría que ni me reconozco.

-No pienso lo mismo- respondió. -Si te vas a basar en la última vez que nos vimos, entonces no es así, porque yo te dí lo mejor de mí- ahora sus ojos volvieron a ser penetrantes.

-Ya no hace falta- tardé en contestar.

-Dame otra oportunidad- rogó aún más de cerca.

-Estás loco- definitivamente quería llorar.

-Por favor, no te das una idea de lo mucho que te necesito- y finalmente me tocó, tomó mi mano.

-Salí de acá, no vuelvas a acercarte más de lo que deberías- me hacia muy mal.

-Sé que fuí un pelotudo, pero creeme cuando te digo que todavía te amo- soltó sin más.

Quedé perpleja, no había nada por decir.

Pensaba tanto y decía tan poco, simplemente no me salía nada, era imposible. Abrí levemente mi boca antes de balbucear, pero una persona más se hizo presente en mi campo de visión.

Esa chica parada del otro lado de la vereda, mirándome fijamente.

-Tomi- lo llamó.

Volví a mirar al cara tatuada, quien ya no me observaba a mí. Moví mí cabeza encontrándome con Indra, éste último quedó estupefacto.

-Creo que te están esperando- hablé.

-Si, a vos también- su mandíbula se tensó.

Sin decir mucho más, se alejó de mí. No quería verlo, así que caminé hacia Bhavi.

-No puede ser- susurró el último nombrado.

Lo agarré de la mano y nos metimos dentro de casa.

HOLIS🤗

O MAI GOT

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