Capítulo 7.

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No puede ser. Se siente genial besar sus labios. No sabéis cuanto tiempo hacia que no tenía estas maravillosas mariposas dentro de mi estómago. Paramos de besarnos. Me miró a los ojos y me volvió a sonreir, le devolví la sonrisa y le di un pequeño pico en los labios. Me cogió de la mano y con esa felicidad y sonrisa tonta empezamos a caminar por la rambla.

 

Después de tantas risas y besos inesperados, se paró a saludar a un amigo. Mire mi móvil.

*Que haces estupida, eres una guarra engreída!!!*

Me quedé estupefacta después de leer ese mensaje.

-¿Que ocurre? Y esa carita?- preguntó Mario volviendo. Le enseñé mi whatsapp.- ¿Enserio? Pero que se ha creído esa tal Sonia.

-Me parece que es por ti, nos habrá visto besándonos y se habrá puesto celosa. -Le solté.

-Pues se va a tener que aguantar porque la que me gusta aquí eres tu. - Me sonrió.

-Siempre dices lo indicado en el momento exacto.- Le besé de nuevo.

-Paula!!-gritó la voz de mi Mejo por detrás.- ¿Que pasa? Dije exaltandome y apartandome de Mario.

-Me han dicho que Sonia quiere dejarte las cosas claras.- Soltó Diego bastante agitado.

Justamente por ahí pasaban Sonia con sus dos amigas, Dessiré y Gemma. Las tres me miraron mal pero ni siquiera se acercaron a mi. Perro ladrador poco mordedor, pensé.

Sé lo que se siente al ver a la persona que te gusta con otra. Pero yo también tengo derecho a ser feliz.

Ninguno de los tres dijo ni una palabra, hasta que se me ocurrió preguntar:

-¿Y si nos vamos todos al Mcdonald's?

-Me parece muy buena idea!- dijeron los dos al mismo tiempo y rieron.

Con la tonteria , acabamos yendo como 10 personas y lo bien que lo pasamos, siempre lo recordaré.

Cuando acabamos de cenar, Mario y yo salimos al exterior a una terrazita. Nos sentamos y sin decir ni una palabra, me besó. Un beso tan interminable e inocente. Unas luces de coche me impactaron, me giré y oh no mierda es el padre de mi amigo Javi que nos viene a buscar.

Mario y yo nos miramos y empezamos a reír como dos locos, como si los problemas no exisitieran. Volvimos a entrar y con un poco de vergüenza dijimos: Bueno, ¿nos vamos ya?

Nuestros amigos nos miraron con cara de perversión y se rieron.

Os preguntaréis si fue incómodo estar en el coche con el padre de mi amigo. La respuesta es si, muchísimo. Aparte de que yo soy muy tímida, no podía parar de tener las mejillas sonrosadas.

Al llegar a mi casa, le di las gracias al Padre de Javi y entré en casa. Reconozco que era un poco tarde pero mis padres no me metieron bronca. Fui a mi habitación lo único que quería era hablar con Mario. Le hablé, no me respondia. Me entró el miedo, y si no le había gustado? Mis pensamientos me hicieron estar triste. Esperé una hora y me rendí. La primera vez desde que lo conozco que me voy a dormir sin sus buenas noches. 

27ROSAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora