Al acabar de comer fui a darme una ducha de esas en las que no quieres salir nunca. Pensando en todo lo ocurrido, derramé algunas lágrimas que se confundieron con el agua.
No estoy bien, nada de esto esto esta bien. No sé como va a ir todo. ¿Me arriesgo a que me hagan daño o sigo esperando sola a que pase mi vida? Lo primero que me viene a la cabeza es arriesgarme. Sí, eso haré y esta vez saldrá bien.
Salgo de la ducha, me pongo unos jeans ajustados, una camisa, mis vans y mi chaqueta de cuero. Me plancho el pelo, me pongo mi habitual pintalabios rojo y salgo de casa.
He quedado con mi mejor amigo, Diego. Sé que veré a Mario y agradezco eso al universo entero.
-Mejito!!!- grito.
-Hola, Paulins.- me saluda y me abraza.
-ais, vamos tirando que queda camino jajajajaja.-digo.
-Yo creo que será lo mejor, siempre fuertes meja jajajaja.
Una vez ya en la rambla principal, vamos saludando a la gente que nos encontramos mientras bajamos. Al acabar de saludar a una amiga mía, me giro y no veo a mi Mejo por ningún lado.
Me tapan los ojos. Me asusto y intento moderle, hasta que escucho:
-¿Quien soy? Jajajaja.
-Dejate de tonterías bruto y dímelo tu.
-Paula, ¿enserio no me reconoces?
Mierda, seré estúpida. Me suelta, me giro y me sonríe con esa perfecta sonrisa suya.
-Mario!!! Que susto me has dado! Que sorpresa jajajaja.
-¿Susto? Casi me muerdes la mano jajajaja.
-Hombre, ya sabes, hay mucho criminal suelto.
-Yo te protejo de todos ellos.- uy, lo que me acaba de decir. Cada día me gusta más. Ya está, estoy convencida.
-Muchas gracias, supongo que lo necesito. Pero que conste que soy una mujer independiente jajaja.
-Lo tendré en cuenta jajaja.- se me queda mirando, serio. No aguanta mucho tiempo y me vuelve a sonreír. Me besa, ahí delante de todo el mundo, personas conocidas, desconocidas, amigos, enemigos. Pero le da igual, lo hace.
