Capítulo 28

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¡Llevo media hora llamando a la puerta, desgraciado animal! —gritó un molesto peligris al otro lado de la línea—. ¡Ábreme o tumbo la puerta con el auto! —y colgó.

Por supuesto que, de entre tantas maneras de despertarse aquel domingo junto a Jungkook luego de su noche llena de confesiones y cariño, Jimin prefería hacerlo con los gritos de su mejor amigo al otro lado del teléfono. Porque claro que era mil veces mejor que despertar enredado en los brazos del pelinegro, nótese el sarcasmo.

Gruñó bajo y se sentó en su cama unos segundos para darle tiempo a su cerebro de ubicarse en tiempo y espacio, metiendo sus pies en sus pantuflas y cubriéndose con su albornoz de satín. Bajó con la misma lentitud las escaleras y abrió la puerta con los ojos entreabiertos, viendo la borrosa imagen de Taehyung y dos cuerpos más a cada lado de él.

—Pero qué encanto. —soltó cargado de ironía el peligris antes de aproximarse a Jimin y dejar un beso en su frente, entrando luego al hogar con extrema familiaridad.

Los que luego reconoció como Hoseok y Yoongi entraron luego, saludando por igual: Hoseok con un efusivo abrazo y una disculpa por haberlo despertado, y Yoongi con palmaditas en su enmarañado cabello mientras lo miraba divertido. Jimin cerró de nuevo la puerta y se aproximó a Tae quien acomodaba el contenido de la bolsa —en la que Jimin no había reparado— en la cocina.

—¿Qué...? —su voz sonó rasposa y aclaró su garganta antes de volver a intentarlo—. ¿Qué hacen aquí?

—Vinimos a desayunar en familia, por supuesto. —le sonrió Taehyung, dándose la vuelta para dirigirse al refrigerador a guardar el litro de té helado que había comprado.

—Uh, comida. —comentó alegre Yoongi viendo la variedad de postres en la encimera—. ¿Las hiciste tú, Jiminie?

El castaño asintió.

—Agarren cuanto gusten, las hice ayer por pura diversión. —se encogió de hombros.

El azabache no perdió mucho tiempo para quitar la tapa transparente en forma de domo que protegía las magdalenas y agarró una llevándola con entusiasmo a su boca. Hoseok se sintió más atraído por las galletas con chispas del otro envase y Tae simplemente lo miró con ojos entrecerrados.

—Espera... tú no haces postres en cantidades exageradas "por diversión" —gesticuló comillas al aire con sus dedos—. ¿Algo que compartir con la clase?

Jimin odió que su mejor amigo lo conociera tanto. Soltó un bufido.

—Ayer terminé con Taemin y me sentí un hijo de puta así que era hacer postres o tener un ataque de pánico. —se encogió de hombros—. Hablaremos cuando termine de cepillarme los dientes... y hacer pipí... y tomar una ducha... y beber mi café.

Vio la intención de Taehyung por comenzar un cuestionario exhaustivo y por lo mismo huyó antes de que lo lograra. Todavía no bebía su primer café de la mañana así que cualquier conversación seria estaba más allá de los limites tolerables, con todo y más ese tema en específico. Subió las escaleras hasta su habitación y sonrió al ver a Jungkook hecho un nudo con las sábanas, permaneciendo profundamente dormido y queriendo volver a sus brazos y seguirle los pasos, porque sabía que ninguno de los dos había estado descansando bien durante su tiempo separados. Pero deshechó la idea al recordar que Tae le esperaba abajo y el peligris no dudaría en subir por él y bajarlo de los pelos si se tardaba más de lo normal, así que suspiró y fue directo al cuarto de baño.

Vació su vejiga en el excusado, tomó una corta ducha para espantar los restos de sueño y cepilló sus dientes. Se vistió con lo que creyó perfecto para usar durante todo su domingo y eso fue la ropa de Jungkook, o al menos su camiseta. Tras ponerse una de sus braguitas de encaje, se deslizó en unos pants grises y una camiseta extra grande del mayor. ¿Por qué su ropa casual es tres tallas más grande de lo que debería? Pensó confundido. Salió de la habitación sorprendido porque Jungkook no se hubiera despertado en todo ese proceso y bajó de nuevo a la primera planta, donde Tae le esperaba con la mesa puesta y ellos tres sentados aguardando por el castaño.

Corazones Mentirosos | kookmin 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora