Tormented

Capítulo 29

Recomendación: leer este capítulo oyendo "Kill Our Way to Heaven" de MICHL.

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—Deberías dejarme conducir esta bestia más seguido. –digo, subiéndome del lado del acompañante ahora.

—¿Hablas de mí? –pregunta Rude con una sonrisa en su rostro. —Si te hace sentir incentivada, me gusta que tomes el control.

Sonrío y me quito el cinturón de seguridad y me cruzo de asiento, subiéndome a su regazo. Golpeo sus labios con los míos y mi lengua no pide permiso cuando entra a su boca.

Mis labios se mueven junto con los suyos y mis manos abandonan su cuello para buscar su cinturón, causando que él gruña y se aleje de mí. Me mira a los ojos mientras que su respiración es jadeante.

—¿Estás segura? –pregunta, y su jadeo solo me hace estar más segura.

Asiento con la cabeza y me relamo los labios antes de volver a unirlos con los suyos. Rude sujeta mi mandíbula con una mano y se aleja a regañadientes de mí.

—Pásate atrás. –gruñe.

Me muerdo el labio y inferior y me las arreglo para ir al asiento trasero, aprovecho el tiempo que Rude se tarda para desabrocharse el cinturón de seguridad quitarse la chaqueta para yo quitarme los pantalones y las bragas. Rude gruñe al verme y nos removemos hasta yo quedar arriba de él.

Su boca busca la mía y río sobre sus labios cuando me besa con desesperación. Le quito la camiseta y él hace lo mismo con la mía y mi sujetador. Se lleva a la boca mis tetas y yo echo la cabeza hacia atrás para soltar un gemido lleno de placer. Oigo como desabrocha su cinturón y baja la cremallera, se remueve conmigo encima hasta bajarse los pantalones y los boxers hasta las rodillas.

Gimo en su boca cuando siento su masculinidad contra mi sexo húmedo, me levanto sobre su cuerpo y vuelvo a bajar, haciendo que su polla separe mis labios y roce mi clítoris. Rude gruñe y me besa con hambre y ferocidad.

—Me vuelves loco. –sus palabras son duras y salvajes para mí.

Lo miro a los ojos cuando pone algo en mi mano, y su mirada oscura me atraviesa.

—Debes preparar al semental para montarlo. –dice, y yo sonrío. —Ponme en condón…, Eider.

Por suerte fui a una escuela donde teníamos clases de educación sexual cada semana. Sé como poner un condón, aunque solo lo haya hecho con un modelo que una profesora tenía para el trabajo. Así que no dudo cuando rompo el envoltorio y saco con cuidado el profiláctico, Rude me ayuda, presionando la punta del condón mientras yo sigo descendiéndolo por su dureza.

—Ahora déjame sentirte. –jadea, sujetando mis muslos posteriores para pegarme más a él.

Vuelvo a tomarlo de las mejillas y muerdo su labio luego de besarlo, causando un gemido en él. Cierro mis ojos y no me separo de su boca cuando siento la cabeza de su miembro deslizándose dentro. Echo la cabeza hacia atrás, con mi respiración hecha un desastre cuando lo siento totalmente enterrado en mi coño. Rude y su boca se encargan de saborear mis pechos al mismo tiempo que sus manos aprietan mi trasero, levantándome sobre su eje y luego volviendo a bajarme. Ambos gemimos con placer y luego comienzo a encargarme del asunto cuando muevo mis caderas de arriba hacia abajo, rebotando sobre su polla, y dejando que las sensaciones que solo Rude puede causarme vuelvan a golpearme luego de varios días sin ellas.