Extra: El Primer Encuentro (pov Rude)

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El Mustang necesita una bujía nueva. Detesto ser tan quisquilloso con este coche, pero si algo llegara a pasarle es como marcar mi propio fin. Es por eso que parezco tener un sexto sentido cuando se trata de él, y necesito tenerlo en óptimas condiciones.

Intentaré recordar solucionarlo hoy mismo, pero por ahora debo trabajar con otro auto que me tiene ocupado desde hace dos días.

—¡Remy, trae mis jodidas herramientas! –grito hacia la oficina.

El capullo se roba todo lo que encuentra y jamás lo devuelve a su lugar. Debería darle un par de palizas a ver si con eso aprende.

Al no tener una respuesta, rodeo el coche que intento arreglar y subo las escaleras. Remy es el encargado de la limpieza de oficina hoy, y se salva el culo de trabajar en el taller. Cuando abro la puerta, él capullo está usando su móvil.

Sonrío sin sorprenderme. Y no lo culpo, yo estaría haciendo lo mismo si fuera mi turno de limpieza.

—¿Qué?

—Mis putas herramientas.

—Oh, en mi casillero.

—No te preocupes, ¿quieres que te traiga algo de comer o que te arrope?

—¿Lo harías?

Siseo un »púdrete« mientras cierro la puerta y escucho su risa a medida que me alejo. Vuelvo a bajar y entro al baño, el casillero de Remy además de estar último en la fila, también es el más desastroso.

—Rude.

Me doy la vuelta y encuentro a Nash acercándose a su casillero. Luce como si no hubiera dormido en toda la noche.

—Hasta que por fin apareces. ¿En qué cama te perdiste anoche luego de tu numerito en »el camino«?

—En la de tu hermana. –contesta con ironía, haciéndome sonreír. —Iré a la ferretería. ¿Necesitas algo?

No respondo, sin embargo me quedo mirándolo con una sonrisa desvergonzada.

—¿Qué? –inquiere y yo me echo a reír.

—Nada.

—Anda dilo, canalla.

—¿Qué necesitas de la ferretería hoy? ¿No le llevarás flores a tu novia?

Nash de inmediato sabe de quién estoy hablando. Noto como traga saliva y para parecer desinteresado de lo que le hablo, chasquea la lengua.

—Cierra la boca. La chica solo me parece agradable, y no me meto con chicas que tienen novio, no me apetece darme de hostias con un idiota celoso.

—¿Por qué te pones a la defensiva? No le diré a nadie que te gusta.

—Púdrete, Rude. –gruñe, cerrando de un portazo su casillero. —¿No necesitas nada? El número de su amiga, quizá...

Le lanzo una camiseta usada del casillero de Remy para que cierre la maldita boca de gilipollas que tiene. Por suerte estamos aquí nosotros solos, sería una patada en las bolas si Cody llegara a enterarse que quiero tirarme a su prima.

Bueno, la he visto un par de veces, cuando visita a Hera en la ferretería. Ni siquiera sé su nombre. Y me odio febrilmente por habérselo contado a Nash, porque ahora me busca el cable pelado en cada oportunidad que tiene.

—Regresa rápido. Necesito que me eches una mano con ese Toyota.

Encuentro mi set de herramientas entre toda la ropa sucia de Remy y cierro su casillero. Cuando regreso a la zona de taller, desde el pasillo puedo oír que una melodía está sonando en la radio. Ese Cody con sus extrañas canciones en otros idiomas, pero luego de todos estos años ya me he acostumbrado.

Tormented Where stories live. Discover now