Capítulo 36

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Recomendación: leer este capítulo oyendo "On Again" de Honors.

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Eider:

Entro a la ferretería luego de despedirme de Hera, cierro la puerta y me meto tras el mostrador, recordando las palabras de Rude que he oído mientras lo espiaba.

“—Es diferente esta vez. Eider... Ella hace que las cosas se vean fáciles... La quiero, y por fin tengo la oportunidad de demostrárselo... ”

Esa chica, Dabria, ¿vendrá para conseguir una segunda oportunidad con Rude? Jamás había visto a Rude tan incómodo y molesto con alguna persona. Algo dentro de mí me alerta que hay más de lo que quiero saber.

Estoy tan sumergida en los recuerdos y pensamientos, que casi no oigo la campana sonar cuando la puerta se abre.

Sin levantar la mirada del cuaderno de ventas, pregunto:

—¿Puedo ayudarle en algo?

—Eso espero.

Levanto la mirada, encontrándome con una llena de odio. Trago saliva al ver a la ex novia de Rude acercándose a mí con decisión.

—Rude no está aquí. –digo.

—Lo sé. Quizás puedas ayudarme con algo. Necesito que hables con Rude y lo convenzas de firmar el contrato.

—No sé de qué contrato hablas y tampoco me interesan tus asuntos con él. Así que no tenemos nada más de que hablar.

Ella se ríe y asiente con la cabeza.

—Claro, que tonta soy. No tengo que contarte asuntos nuestros, son demasiado confidenciales y lo suyo no es tan serio como parece. Dejaré que él te lo cuente todo, me gustaría ver tu reacción pero debo volver a la cuidad.

La miro con una pizca de diversión por la manera en la que me habla.

—Que tengas un buen viaje. –me limito a decir.

Dabria parece molestarse al no tener la reacción que espera de mí, entonces sus uñas repiquetean sobre el mostrador.

—¿Crees que Rude va en serio contigo? Él solo está tomando lo que quiere de ti. Luego de eso, te descartará como ha hecho con todas las otras mujeres. –sonríe con superioridad a continuación. —Deberías dejármelo a mí, yo sabré que hacer con él.

Le regreso la misma sonrisa.

—Mira, guapa. Estás realmente equivocada si crees que puedes venir aquí y tratar de humillarme. No soy la clase de tía que se queda callada. Si quieres ir por ese camino, entonces lo seguiré. Pero quiero aclararte algo si eso es lo que pretendes; aquí yo soy la zorra y tú la oveja.

Dabria me mira sorprendida y traga. Y yo sonrío victoriosamente por dentro.

—Oh, y voy a aclararte otra cosa; Rude está conmigo ahora. Tuviste tu oportunidad hace años y la desperdiciaste. No creas que llegando con un bonito escote hará que todo sea como antes. Se acabó para ti, Dabria. Y que tengas un buen día.

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