Sorpresas

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Habían ya pasado algunos días, Hogwarts volvía a estar como estaba y los funerales de todos los fallecidos ya había acontecido.

Aún estaban bastante mal todos los sobrevivientes, los que habían perdido a parte de sus amigos, a parte de sus familias, sus hermanos, hermanas, padres, amigos. Muchos perdieron aquellos días personas por las que solo quedarían los recurdos.

Elizabeth se había quedado con la familia Weasley, se recriminaba todos los días el hecho de haber podido salvar a más personas con las pociones que ella había creado o sus hechizos. Era un martirio ver a la matriarca llorar por la perdida de Fred así como a George hablarle al viento para que siguiera sus frases y al momento de darse cuenta de que no le responderían, ver ese brillo particular en sus ojos como si fuera a llorar, a Harry llorar por la perdida de Remus y Tonks cada vez que veía al pequeño Teddy, todo era un tormento. Intentaba crear teorías o planes para poder ayudarles pero todo lo que pensaba era inútil, no era tan fácil volver en el pasado, ella sabía que no podía remediarlo y eso la hacía creerse culpable, era el único pensamiento que llenaba su cabeza en esos días.

No había sabido nada de Snape después de haberlo dejado en la casa de los gritos con aquel hombre, se habían desaparecido y buscarlos no era una opción, estaba demasiado ocupada entre volver a reestablecer Hogwarts además de ayudarle al trio dorado en casa de los pelirrojos y buscar a los padres de Hermione los cuales habían perdido el recuerdo de su hija, ya que ella se los había quitado para que no les sucediera algo por culpa de Voldemort.

Ese día se encontraban desayunando los cuatro muchachos en la cocina, los demás habían salido hace una hora más o menos a hacer algunas compras.

-Visitaré a Teddy hoy - mencionó Harry.

-Podemos acompañarte si quieres, el ministerio aún no dice nada sobre mis padres - Hermione informó.

-Podemos ir al mundo muggle y llevar a Ginny con nosotros, se que a ella le gustara - Elizabeth levantó las cejas a Harry jugando.

-Tiene razón - le siguió Ron haciendo el mismo movimiento de cejas, los cuatro rieron.

-Esta bien - Harry aceptó.

-Conosco un lugar esta serca de... - Hermione fue interrumpida por un fuerte estruendo.

-¿Que diablos? - Harry se levantó de su lugar pero antes de que pudiera salir, un hombre entró por la puerta.

-Hola muchachos - el trío dorado estaba sorprendido, Hermione y Harry lo miraban no creyendo lo que veían y a Ron que estaba comiendo un sándwich se le había caído un pedazo de la boca.

-Señor - fue lo único que salió de la boca de Harry.

-Dumbledore ¿cómo es posible? - el anciano mantenía una sonrisa pequeña en el rostro mientras los demás lo observaban anonadados.

-Ron cierra la boca, eso es asqueroso - Elizabeth los sacó de su conmoción.

-Bueno creo que la señorita Elizabeth puede explicarles como fue que me salvó aquel día en la torre de astronomía - todos los presentes miraron a la chica.

-Fue un hechizo - Hermione levantó una ceja.

-No hay tal hechizo, no para eso.

-Pues si lo hay - Elizabeth bebió de su café - lo hice yo.

-Eso es increíble - halagó la castaña.

-Yo aún no lo creo - Harry sacó su varita rápidamente y apuntó al director - dime algo que solo Dumbledore sabría.

-Harry muchacho... - el hombre ni se inmutó.

-¿Como saber que no eres un mortifago con poción multijugos? - Potter rodeó la mesa y lo apuntó más de serca.

Una Grindelwald en HogwartsWhere stories live. Discover now