Lugar y recuerdo

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Severus se había dormido poco después de que ella lo hubiera echo, ya era bastante tarde. Despertaron hasta el otro día y Severus fue el primero en mirarla, acarició su mejilla como lo hacía la noche anterior hasta que ella abrió los ojos y una sonrisa se poso en el rostro del hombre.

-Buen día querida- le dió un pequeño beso en la frente y volvió a su posición.

-Hola Sev- medio sonrió la chica.

-¿Cómo estás?- ella levantó los hombros y miró hacia abajo mientras el notaba la tristeza aún en su mirada y le daba un cumplido para hacerla sentir mejor- quisiera despertar todos los días así aunque cambiaría algo- ella le miró atentamente- quisiera ver tu verdadera hermosa sonrisa- ella le sonrió más sinceramente en ese momento y se sonrojo ante sus palabras, el en cambio se acercó lentamente para no lastimarla por su cercanía y cuando estuvo seguro de que ella no se alteraría, la besó con amor.

Después de aquel beso y de observarse unos minutos entre ellos, ella soltó una frase que volvió a dejar de los nervios a Snape.

-Lamento haber arruinado nuestro fin de semana- Severus al escuchar una disculpa de su parte se sintió miserable, asqueado.

-No lo repitas, no te disculpes otra vez por lo que pasó, amor mío, jamas a sido tu culpa, entiendelo bien y si de culpas se tratara en parte también es mía por haberte dejado en este horrible lugar sin cuidado alguno- ella soltó una lagrima al pensar que Severus se culpaba.

-Severus no... no es tu cul...- el pocionista la interrumpió.

-Lo es, te deje sin compañía y sabía que ese mal nacido estaba en Hogwarts, fallé, se supone que debía saberlo, fui un espía por el amor de Merlín, debí saber que se te acercaría- ella le acarició el rostro negando con la cabeza.

-No es tu culpa.

-Pues tampoco es la tuya, es culpa de ese bastardo- ella se silenció- por no ser un hombre.

-Gracias- Severus levantó una ceja en interrogación- por... salvarme... otra vez.

-No se si te has dado cuenta, pero podría hacerlo mil veces si fuera necesario con tal de protegerte- le dio un último beso en la frente y salió de la cama con rumbo al tocador.

Ambos estaban sentados en el escritorio del pocionista bebiendo café antes de irse a sus respectivas actividades, Severus no dejaba de observarla y se había echo la promesa mental de que no volvería a dejarla a solas otra vez por ningún motivo.

Ella estaba a punto de decir algo cuando su puerta fue tocada y el pocionista soltó un fuerte "adelante". El anciano hombre entró con un rostro un poco dolorido, no muy típico de él.

-¿Albus sucede algo?

-Efectivamente Severus, algo sucedió y tiene que ver con usted señorita Grindelwald- miró a Elizabeth y ella preocupada le miró un poco cetrina.

-Dilo ya Albus- exigió Severus.

-Su relación se a vuelto publica Severus- Elizabeth asustada y sorprendida abrió los ojos en forma de espanto.

-¿Cómo...- fue interrumpida antes de preguntar.

-Ya lo veía venir, después de todo era lo que esperaba del maldito mocoso, ordenare mis cosas y me iré antes de que los estúpidos del ministerio decidan hacer un espectáculo- Dumbledore asintió.

-Espera Severus no... no lo hagas, yo... yo lo haré- Snape se acercó a ella y la abrazó.

-No mi amor, no lo harás, yo soy el que debe irse además ya tenia un plan b- le sonrió y beso su coronilla- tranquila querida.

Una Grindelwald en HogwartsWhere stories live. Discover now