Una Grindelwald en Hogwarts

Hazme feliz y yo te haré feliz a ti...

El resto de la tarde Severus y Elizabeth estuvieron juntos, caminando por lugares de Hogwarts, Severus le habló sobre lo que había dicho Albus y le mostró como podrían estar juntos, ambos decidieron que estarían bien y que harían lo que fuese necesario para seguir en Hogwarts y por supuesto con su relación.

La noche había llegado y ambos se encontraban recostados en el sofá de Severus, el le acariciaba la cabeza mientras Elizabeth lo escuchaba leer un libro muggle de la colección de Snape.

-Me encanta escucharte leer- ella lo abrazaba de costado y el se sentía el hombre más afortunado de la tierra.

-Te amo muchísimo Elizabeth si que tengo suerte de tenerte- la miró y luego se acercó a ella para besarla.

Cada vez se sentía más el calor y placer entre ellos en aquel beso, Severus se cambió de lugar poniéndose arriba de ella y dejando el libro en la mesa de centro de su habitación, Elizabeth sentía que con cada rose de su pierna con el miembro de Severus este crecía mas, mientras acariciaba su cuerpo y bajaba para besar su cuello hasta llegar a su pecho en donde comenzaba la separación de sus senos. Sus manos habían comenzado a jugar con el borde de su pantalón y Elizabeth ponía las suyas por debajo de sus ropas, sobre su espalda y se aferraba a ella como si fuese a caer. Severus comenzó a levantar su camisa mientras pasaba los dedos desde su ombligo hasta el brasier de la chica, el que corrió para poder acariciar sus pechos y apretarlos.

Elizabeth soltó un gemido de puro placer al sentirlo agarrarla de esa manera e intento quitarse la camiseta para que Severus pudiera seguir con su tarea más abiertamente pero antes de que pudiera si quiera soltarse de su espalda, Severus se detuvo.

-Lo siento, lo siento mucho- se sentó frente a ella.

-¿Que sucede Severus? Ayer...

-Solo fue ayer Elizabeth- dijo sin un atisbo de sentimientos en su voz.

-¿Tan mal te pareció?- fue lo primero que Elizabeth pensó pero esa duda se disipó al ver el horrorizado rostro de Snape.

-No vuelvas a decir algo asi Elizabeth Grindelwald, jamás- se acercó a ella- fue la mejor noche que pude haber tenido en toda mi vida.

-¿Entonces?- ella estaba un poco asustada.

-Es solo que... creo que fue por el momento, necesitábamos estar juntos, te necesitaba, demasiado. Te amo Elizabeth pero creo que aún no es momento, no así. No aún, quiero que la próxima vez sea algo especial pero te prometo que será pronto.

-Para mi no fue cosa del momento Severus.

-No es lo que quise decir, lo sabes.

-Lo sé pero quiero hacerlo, quiero hacerlo contigo.

-Solo dame un poco de tiempo, porfavor- Severus tomó sus manos y ella asintió- eso no niega el hecho de poder besarte como un desquiciado amor- susurró y luego le dio un pequeño beso- ¿Quieres ir a dormir?- se levantó y estiró su mano por si ella quería acompañarlo y lo hizo, la llevó a la cama y con un movimiento de varita ambos estaban cambiados con sus pijamas puestos, Elizabeth se recostó y Severus fue por el libro otra vez.

-Quisiera que este fin de semana salgas de Hogwarts conmigo ¿que te parece?- le miró el pocionista recostandose en la cama junto a ella y acomodándose con un brazo debajo de la cabeza de la chica.

-Me encantaría Sev... erus- la chica casi lo llamaba Sev y no sabía si era correcto así que quiso terminar antes de que pudiera molestarse, el hombre al darse cuenta de lo que había echo alzó una ceja y abrió el libro donde lo había dejado y antes de ponerse a leer, habló.

-Cuando era pequeño, cuando mi madre estaba viva y Lily era mi amiga, ambas me llamaban Sev o Sevy- dijo mirando el libro.

-Lo siento mucho- ella creyó que lo había molestado.