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Miraba con concentración la pantalla del teléfono ignorando su alrededor.

Jugaba aquel juego de cubos el cual lo estresaba rápido, pues siempre terminaba muerto por alguna criatura verde que explotaba o muriendo de hambre.

Pero tenía que entretenerse un rato mientras esperaba a su novio. Hace media hora que el pelinegro había entrado a su casa y no había salido para nada.

De igual manera no estaba tan solo, porque la joven de frenillos se encontraba en la parte de atrás del auto.

— ¿Crees que estén peleando? — preguntaba la joven mientras se acercaba hacia el asiento del menor.

— Mas seguro — respondió dejando de lado el teléfono, dirigiendo su vista al hogar de los Membrana.

— Seguramente es por lo de la escuela. — de igual forma miro hacia aquella casa enorme — se que el señor Membrana es muy duro, pero creo que su padre tiene razón.

— ¿Razón? — la miro con el seño fruncido.

¿Dejar de lado tus sueños era lo mejor?

— ¡Si, esa escuela es la mejor! Podrá superarse y será igual o mejor que su padre

— Pero Dib no quiere eso.

— Lo se, lo sé, pero piensa de forma inteligente Zim, con el trabajo de científico tendrá un buen puesto, no muchos trabajos son bien pagados y este es el mejor.

Miró nuevamente el hogar que era el de su pareja, ¿Será que era cierto eso?

Quería que Dib tuviera un buen futuro y que este fuera feliz.

Pero como alguien a quien le aplastaron las ilusiones, sabía muy bien lo que era soltar un sueño y lo doloroso que era.

— Huy no, se ve molesto. — dijo la joven mientras veía al pelinegro salir enojado.

— ¿Estas bien? — pregunto temeroso a la reacción que tendría, pues su mirada se veía obscurecida y había azotado la puerta con fuerza.

—¿Donde veremos a Keef? — había ignorado completamente al menor.

— No vendrá, tiene un asunto con su familia — se acomodó nuevamente en su asiento.

— Bien.

Durante el camino no hubo mucha interacción entre ellos.

No quería discutir enfrente de su amiga sobre lo grosero que estaba siendo con el, así que lo dejo pasar.

— Llegamos

La primera en salir del auto fue la joven, quien saludo a unos compañeros que casualmente estaban en la fiesta.

El irken quiso salir del auto también, pero fue detenido por el mayor, quien tomo su mano.

— Perdón, no quise ser grosero.

— Te perdono pero si me dices que paso. — cruzó sus brazos esperando por la respuesta.

— Ya sabes, mi papá con la misma mierda. — se recargo en el respaldo del asiento, su cabeza dolía — parece que no importa lo mucho que yo me esfuerce, no es suficiente para el y siempre tiene algo que cuestionarme, cualquier mínimo error que yo cometa, no importa que sea pequeño el siempre me lo recalca, de igual forma lo siento si fui grosero.

Iba decir algo, pero la pelimorada de frenillos salió de la nada, recargándose en la ventana del auto.

— ¿Van a venir o que? — sonrió a la ves que abría la puerta del piloto. — tengo unos amigos que presentarles, son muy buenos.

𝙽𝚘 𝙼𝚎 𝙳𝚎𝚓𝚎𝚜 [𝖹𝖠𝖣𝖱] Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ