Besos de Medianoche 1: Designio ©

Capítulo 15:

La garganta de Dorian quemaba y raspaba, cada vez que intentaba tragar.

Cuando por fin logró escapar del mundo de los sueños, tardó unos segundos en entender dónde estaba y que ocurría.

Sus ojos azules como zafiros estaban empañados por un miedo salvaje, al tiempo que recorría la habitación con una mirada frenética.

-¡Dorian!-gritó la sensual voz de una mujer a su lado atrayendo su atención.

Girando levemente su rostro en dirección al llamado, encontró a Daphne vistiendo un pijama de encaje blanco que le rozaba los muslos.

Aunque su vestuario denotaba una sensual invitación, sus ojos, tan oscuros que parecían absorber la luz del lugar, permanecían escépticos y a la espera de algo.

-Fue un sueño-volvió a hablar Daphne, esta vez en un susurro mientras dejaba reposar una cálida mano sobre su mejilla, acunandola-no era real.

Al oír aquellas palabras, el corazón dentro del pecho de Dorian se tranquilizó, incluso sintió como la sangre en sus venas se enfriaba, al tiempo que todo su cuerpo comenzaba a relajarse.

Doran mantuvo el contacto de su mejilla contra su mano suave mientras la observaba detenidamente, tomó aire un par de veces antes de abrir la boca para hablar.

-Daphen...-comenzó a decir, en un intento por explicar lo soñado, pero las imágenes se arremolinaron en su mente de forma abrupta y casi brutal.

El estómago de Dorian se tensó antes de comenzar a sacudirse, no tardó mucho tiempo antes de ser alcanzado por las náuseas. Seguido del vómito.

Logró alejarse de Daphen segundos antes de que esté trepar por su garganta, incluso pudo alejarse unos centímetros de la cama. Pero no lo suficiente como para llegar al baño privado.

-¡Mierda!-escucho gruñir a Daphne, antes de que el peso en la cama cambiara debido al acercamiento de ella hacia él.

-No veas Daph-logró susurrar él en respuesta antes de ser invadido por otra oleada de náuseas, seguido del vómito.

Dorian sintió la suave y cálida mano de Daphen reposar tranquila en su espalda antes de comenzar a girar en amplios y lentos círculos, el primer contacto lo hizo tensar como una piedra. Un par de segundos después ya se había acostumbrado al contacto, casi podría llegar a ronronear de placer.

-Vamos Dorian es solo vómito, he visto cosas peores-contestó ella sin dejar de hacer amplios círculos en su espalda.

El le creyó, estaba seguro de que Daphne había vivido horrores a lo largo de su vida que la enfrentaron a cosas terribles, de seguro un poco de vómito no era nada. Pero aún así una piedra se asentó en su estómago, no logró saber si era por contribuir a su lista de horrores vistos, o por las cosas que había tenido que pasar sola. Quizás era un poco de ambas, aunque no entendió porqué le molestaba tanto.

-¿Seguirás vaciando tu estómago en el suelo o ya te encuentras mejor?-preguntó ella, intentando agregar un poco de humor a la situación. Lo cual Dorian agradeció.

-Creo que ya no me quedan tripas que expulsar-contestó él con la voz ronca.

El peso en la cama volvió a cambiar mientras Daphne salía de esta, con pasos rápidos salió de la habitación y antes de que Dorian se pudiera preguntar ¿A dónde fué? Ya había regresado, trayendo consigo un tarro con agua y un trapo.

-Damelo, yo me puedo encargar-dijo Dorian mientras intentaba y fallaba en ponerse de pie.

-Recuestate, yo me puedo encargar de esto-contestó ella mientras comenzaba a limpiar.

Dorian aceptó a regañadientes, no le agradaba la idea de ver a Daphne fregando, pero tampoco le agradaba la imagen de él vomitando sobre ella.

-Soñabas con ella ¿No es así?-preguntó Daphne sin dejar de limpiar.

-Si y no, soñaba con mis padres-contestó Dorian mirando el techo de la habitación.

-Por favor, solo dime que no los encontraste en el acto y por eso vomitaste-se burló Daphne, otro intento desesperado por traer humor a su mundo.

Dorian no pudo evitar reír por lo bajo mientras se daba cuenta de algo. Sería muy fácil enamorarse de Daphne.

El alejó aquel pensamiento e intentó enfocar su mente en aquel sueño.

-Por suerte o desgracia, mi sueño fue muy diferente. Recordaba viejos tiempos de mi niñez, veraz mi padre era alcohólico. Creo que con eso ya te haces una idea-dijo él con la vista aún fija en el techo.

-Dijiste era... ¿él murió?-preguntó Daphne mientras soltaba el trapo dentro del tarro, dejando a su paso el suelo limpio.

Ella se puso de pie, preparada para llevar las cosas a su lugar. Pero se quedó esperando su respuesta.

-Si, no... en realidad no lo sé. Hace muchos años que no lo veo o sé algo de él, la última vez que lo ví fue cuando tenía dieciocho. En el funeral de mi madre-contestó Dorian y se quedó a la espera de que ella le diera su pésame, al igual que todos a quienes se lo contaba.

Pero Daphne no dijo eso, en realidad no dijo nada en absoluto. Se limitó a salir del cuarto con las cosas de limpieza y volvió minutos más tarde.

-Dormiré en el sillón para no estorbarte, si necesitas algo avísame-dijo finalmente Daphne.

-No, por favor esta noche te necesito a mi lado. Duerme conmigo Daphne, por favor-contestó Dorian apresurado con la voz rota.

El corazón de Daphne se apretó ante aquel pedido, sin poder decir palabra alguna se limitó a asentir. Caminó unos pasos antes de deslizarse entre las suaves y perfumadas sábanas.

-Daphne, ¿Podrías abrazarme esta noche?- susurró él.

Durante largos segundos que parecieron infinitos, el silencio cayó en la habitación envuelta entre penumbras.

-Si, claro-contestó ella antes de acortar la distancia que los separaba y estrechar su cuerpo en un cálido abrazo.

Aspirando su suave olor a frutilla mezclado con cítricos, rápidamente el sueño lo comenzó a reclamar. Aún así en su mente una verdad parecía esclarecer.

Cuántas veces había hecho eso por Elena y cuántas veces habría querido que alguien lo hiciera por él. Que alguien pudiera transmitirle esa paz que tanto anhelaba su corazón.

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