1. Infierno

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Un constante miedo se apodera de mi impidiéndome respirar, cuento hasta diez en silencio tratando de que esta horrible sensación desaparezca pero es imposible, lo unico que logro es que mi respiración se vuelva a cada instante más agitada.
Siempre es lo mismo, cuando creo que logre controlar el sueño viene una pesadilla que me provoca una sensación de náuseas. Oscuridad. Y luego siento la respiración de alguien más sobre mi, como si me persiguiera hasta atraparme y hacerme daño, siempre intento luchar, pero es inútil, él siempre me atrapa, aunque no logró ver su cara se que lo conozco de algún lugar, pero nunca logró recordar quién es.

Mi respiración aún era extraña, sentía un hueco en el pecho así que me levante de la cama y salí de la habitación descalza tratando de hacer el menor ruido posible para no despertar al pequeño Emilio. Emilio era la razón por la que seguía aquí a pesar de todo, él era la luz de este hogar, mi luz, y se que sin él, hace tiempo yo hubiera muerto. Emilio llego hace tres años, recuerdo como si hubiera sido ayer a mi hermana diciéndole a mi madre que estaba embarazada ¿el padre? Nunca supimos nada de él, pero estoy segura de que ni siquiera Johana, mi hermana, sabe de quien es su padre. Di un vistazo rápido y Emi estaba acostado en la cama solo sin mi hermana así que acoste a un lado de él y poco a poco me quedé dormida.

—¡Parate de mi cama!— los gritos de Johana me despertaron y enseguida Emi comenzó a llorar — ¡que te pares imbecil!—repitió

—¿Qué son esos gritos?— dijo mi madre entrando a la habitación

—Está culicagada que se cree con el derecho de venir y acostarse con mi hijo

—No soy ninguna culicagada Johana, y deja de gritar que lo haces llorar ¿qué no estas viendo?— trate de hablar lo más calmada que pude para no espantar a Emile

—A mi no me vas a venir a decir que hacer con mi hijo, y tú niño— grito refiriéndose a Emile —¡para de llorar ya!

—A ver Fernanda quiero que te levantes enseguida de esta cama, deja de huevonear y ponte mejor a trabajar que con el dinero que me das no alcanza para nada

—¿Huevonear? Yo no estoy acostada todo el día, estudio para poder conseguir un trabajo donde me paguen un poco más aunque lo dudo porque aunque termine la preparatoria nunca voy a poder compartir con alguien que tenga una carrera, me la paso todas las noches de mesera en ese estupido bar aguantando a malditos borrados y sus asquerosos piropos

—Pues no aguantas lo suficiente, a partir de mañana dejas la escuela y trabajas o utiliza tu cuerpo mamacita, pero te prohibo volver a esa escuela llena de ricas donde lo unico que aprendes es a idealizar una vida que jamás tendremos

Mi vida era un constante de peleas con mi madre por el mismo tema, el estupido dinero que nunca alcanzaba, y es que desde que mi padre abandonó a mi madre por una mujer más joven se olvido de que tenia hijos y que también comíamos, aunque al principio mi madre trato de ser un verdadera guerrera la depresión la hundió convirtiéndose en lo que es ahora, una maldita perra que me exige dinero para mantener esta casa de porquería, mi madre es una maldita perra que se emociona cuando mi hermano le da dinero una vez al mes sin importarle que después desaparece y el miedo de que vengan a dejarnos su cuerpo afuera de la casa aparezca.

—Nunca más te voy a dar dinero, escúchame bien madre porque no pienso repetirlo ¡estoy harta de mantenerte a ti y a esta!— pronuncie con dificultad intentando contener las lagrimas que desde tiempo atrás  querían salir

—Fernanda si te largas de esta casa no quiero volver a verte jamás a menos que sea muerta

Las palabras de mi madre me quebraron por completo y se que el dolor fue peor que el de cualquier golpe, pero con el dolor de mi alma tome el celular que Martina me había regalado y sali de mi casa sin rumbo, una vez fuera las lagrimas recorrieron mis mejillas una tras otra hasta que nublaron mi vista.

Amarnos junto al peligro.Where stories live. Discover now