3. Las posibilidades de todo

23 6 2
                                    

—Ho bisogno che questo problema si risolva oggi stesso, capito?— Mauricio hablaba por teléfono fuera de mi habitación antes de volver a entrar, la manera en la que pronunciaba aquellas palabras con ese acento que me resultava tan extraño lo hacia sonar algo curioso o más bien interesante —baja a comer— ordenó en cuanto entro a la habitación

—No quiero, preferiría que Clara me traiga algo de comer— al terminar de hablar vi como sus ojos se enfurecieron y solo agache la cabeza, pero no por respeto, por supuesto que no, lo hice por miedo.

—He dicho...— exclamó tranquilamente — ¡que bajes a comer culicagada! Te aseguro que que no me querés ver enojado

—No tengo hambre— mis ojos estaban rojos de lo mucho que lloraba

—Como querás...— suspiró enojado— yo te estoy dando techo y comida cosas que en tu casa no tenés vos sos una culicagada— dijo señalándome

En cuanto Mauricio salió me solté a llorar pensando en que no tendría el valor para matar a Martina, ni siquiera podría verla a los ojos, quizá si le advertía ella me ayudaría a esconder a Emi y protegerlo. Posibilidades: la primera, Emi estaría a salvo bajo el cuidado de Martina y yo probablemente muerta por no seguir las órdenes de este traqueto, pero valdría la pena; la segunda, Mauricio me descubriría antes de tiempo y Emi, Martina y yo terminaríamos muertos. Dos escenarios y en ninguno estaba yo, pero había probabilidad de salvar al pequeño y tenía que intentarlo aunque me costara la vida.

Mi cara desnutrida se reflejaba en el espejo del baño de la habitación, he escuchado por todas partes que los ojos son la ventana del alma, y así lo creo, mis ojos reflejan lo rota que me sentía pero si lograba salvar a Emile todo sería mejor, y mi último aliento de vida sería pensando en que algo tuve que hacer bien para merecer a ese ángel en mi vida.

—Luci ¿puedo pasar?— pregunto Clara asomando la cabeza —te traje algo rico de comer un muy bueno cuchuco que preparé yo misma

—Que rico pero... y-yo n-no tengo mucha hambre

—No me puedes decir que no, mira se ve riquísima y esta calientita

Accedí a comer lo que Clara había preparado pero esta vez ella no se quedó conmigo esperando a que terminara, comí tan rápido del hambre que tenía que cuando terminé tuve un dolor de estómago que era soportable pero molesto. Después de todo la única ventaja eran las deliciosas comidas que Clara preparaba.

El baño de la habitación era pequeño, limpio y en su mayoría de color blanco, abrí la regadera esperando que el agua saliera un poco caliente porque mi olor y el de mi ropa no era para nada agradable, en la estantería del baño había un par de toallas que usaría para secarme y cubrirme porque no tenía un cambio de ropa. En cuanto el agua estuvo lista me senté en la tina dejando que el agua cayera sobre mi mientras pensaba en como es que había llegado hasta aquí.

Salí de la bañera y utilice una toalla para secarme mi cabello castaño y la otra para cubrir mi cuerpo desnudo, al salir la imagen de Mauricio me hizo dar un salto del susto.

—¿Qué haces aquí?— pregunte con timidez

—Es mi casa— respondió con cinismo —Lucia quiero que sepas que no te quiero mantener en un cuarto encerrada, esta casa, mi casa es enorme y no me importa que te pasees por ella, que juegues en la alberca o que mires las flores

—Esto es un secuestro Mauricio, estoy aquí en contra de mi voluntad y espero que llegue el día en que me dejes libre porque prefiero mil veces vivir en la inmunda miseria que vivir con un traqueto que arrasa con todo lo que ve a su paso

—No soy el infeliz que tú crees Olivia, aquí en la novela que te creaste quiero que sepas que el malo no soy yo, tu amiguita Martina tiene todo y déjame decirte que detrás de tu ignorancia los malos no siempre somos nosotros

—Según tu criterio Martina es mala por ser la hija de un señor importante y tener dinero y tu eres bueno ¿eres bueno? yo no lo creo, me amenazaste ¡estoy aquí porque eres capaz de matar a un niño que no tiene la culpa de nada! Ese niño al que quieres matar me dio mil razones para vivir— grite con lagrimas —ese niño no tiene ni idea del asqueroso mundo que tú destruyes, ese asqueroso dinero que tienes es tan repugnante porque miles de personas mueren a diario por esas drogas

—Lucia...

—Nunca... escucha— pronuncie armándome de valor —jamás en la vida voy a matar a alguien y si asesino a Martina va a ser porque es ella o es mi sobrino, pero si la decisión fuera entre Martina o yo, preferiría morirme antes que convertirme en alguien como tú— quedé paralizada en cuanto Mauricio saco su arma y me apunto a la cabeza mis ojos se llenaron de lagrimas y aunque trate de ser fuerte el miedo como siempre se hizo presente hundiéndome. Voltee mi rostro y pude jurar que los pocos momentos felices de mi vida pasaron frente a mis ojos.

—¿Te quereés morir?— se acerco a mi y coloco su mano en mi cuello a manera de ahorcarme —escúchame peladita, vos te vas a morir cuando yo quiera, cuando ya no me sirvas más, mientras tanto teneés que seguir mis órdenes porque ese niñito esta muy linda como para terminar tres metros bajo la tierra

Mauricio salió de la habitación cerrándola nuevamente con seguro. —¡N-no!— mi llanto me impedía hablar —no le hagas daño— supliqué tumbándome frente a la puerta

____
"Ho bisogno che questo problema si risolva oggi stesso, capito?" = Necesito que resuelvan este problema hoy mismo, ¿entiendes?

Cuchuco = sopa originaria de Boyacá, contiene maíz, frijoles, cebada, guisantes, zanahoria, papas, cilantro y ajo.

Lo sé, el capítulo de hoy es algo corto pero tiene mucho sentimiento, les juro que estoy sintiendo a Lucia, estoy sintiendo su dolor y su sufrimiento.
Capítulo escrito el día 29 de abril 2021

Amarnos junto al peligro.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz