El Rey

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Iban regresando al hotel después de haber dado un paseo por la hermosa ciudad de Múnich, ubicada en el país de Alemania

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Iban regresando al hotel después de haber dado un paseo por la hermosa ciudad de Múnich, ubicada en el país de Alemania. Ese fue el primer sitio en donde el grandioso Dangerous World Tour arribó, y esta sería la primera vez que acompañases a tu marido en una de sus giras mundiales.

Él te había pedido que no viajaras con él por el mundo, no quería que te cansaras por los cambios de horarios, ni que te enfermaras por los constantes cambios de ambiente, ni que te mareara el viajar de sitio en sitio durante varios meses y sin descanso. En realidad todo eso de la gira se escuchaba agobiante, pero no querías alejarte de él, además que sería una buena oportunidad para pasar tiempo juntos y recorrer muchos lugares extraordinarios.

Durante su recorrido de hoy, había pasado algo más que una simple visita a uno de los tantos museos de la ciudad. Se dieron unos cuantos besos detrás de las exposiciones de arte que aún no estaban en exhibición, fue tan ardiente para ambos pensar que corrían el riesgo de que alguien los descubriera que eso los incitó a hacerlo con más ganas.

El recorrido guiado que estaban dando por el museo estaba a punto de terminar, así que decidieron terminar en la habitación del hotel donde se estaban hospedando. En el auto, Michael no dejó de mirarte ni por un momento, parece que con cada pestañeo sus ojos se volvían cada vez más deseosos y la necesidad de hacerte el amor salvajemente contra la cama aumentaban.

La limusina se estacionó a orillas del edificio. Los gritos de las fans se comenzaron a escuchar, exclamando en una sola voz «¡Rey del pop! ¡Rey del pop! ¡Rey del pop!» con el fin de que tu marido saliera del auto a saludar con su bella sonrisa.

Los guardaespaldas les abrieron paso hacia el hotel, al abrir la puerta del vehículo ambos salieron disparados hacia la entrada tomados de las manos, caminando rápidamente antes de que las fans se abalanzaran contra ustedes, luego habría tiempo para firmar autógrafos y dar abrazos.

Subieron al elevador junto a los guardaespaldas que los venían acompañando. Te acomodaste cerca de tu pareja, subiste una mano por su muslo cautelosamente y le pellizcaste una nalga. Michael rio por lo bajo.

—Espera a que lleguemos a la habitación, pequeña —. Susurró en tu oído.

—No puedo esperar más —. Gemiste bajamente en respuesta.

Cuando las puertas del elevador se abrieron parecía que Michael había perdido toda la pena que siempre decía que tenía, esa timidez se esfumó por completo. Cogió tu mano y dejó besos en el dorso de esta, haciéndolo ver cómo todo un caballero. Hasta que, cuando menos lo pensaste te tomó con sus grandes brazos y comenzó a cargarte fuera del elevador. Tu cara estaba más que roja en esos momentos.

—Bill, no quiero que nadie nos moleste —pidió Jackson a su guardaespaldas. Ahora más que nunca querías que la timidez de tu esposo regresara—. Estaremos en la habitación.

Y como si nada dio la media vuelta, comenzando a caminar hacia la habitación contigo en brazos. Tú tan solo te aferraste a su pecho, esperando que nadie más que los guardaespaldas hallan visto esa escena por parte de tu pareja.

Imaginas: Sueña Con Michael Jackson [#2]Where stories live. Discover now