12

1.6K 202 25
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.



SAMANTHA

— ¿Se puede saber qué haces ahí? — murmuró una voz a mis espaldas mientras yo seguía removiendo la tierra y cogiendo una de las plantas. Llevaba toda la tarde encerrada en cuatro paredes de vidrio, por fin habían terminado de arreglar el invernadero y debía admitir que este era mi nuevo lugar favorito. Sólo eran unos pocos metros cuadrados que pensaba llenar de todo tipo de plantas, desde hierbas medicinales a plantas aromáticas.

— No hay que ser muy genio para saberlo.

— Eres una caja de sorpresas — afirmó colocándose a mi lado mientras sus ojos curiosos miraban todo —, ¿para qué tantas plantas? — indagó arrancando un pétalo de árnica.

— Algunas son medicinales al colocarse en infusiones o mezclarse con otras hierbas — expliqué dejando mis guantes encima de la tierra —. ¿A qué has venido Mikel?

— Estaba de paso hacia la casa del Alpha — hizo una pausa metiendo sus manos en los bolsillos de sus pantalones de algodón —, Aleska me ha dicho que no has contestado sus mensajes.

— No sabía qué responder a emojis de berenjenas, gotas de agua, durazno y copas de champagne — reí al recordar el mensaje de la castaña —, así que preferí no contestar.

— Esa es una clara invitación a beber algo y terminar follando con cual hombre se le cruce.

— Me lo imaginaba.

— Vamos a tomar algo esta noche — sentenció con una afable sonrisa.

— Paso — negué sacudiendo la tierra de mis jeans —, luego termino en peleas clandestinas, y la verdad que ese no es mi estilo.

— Anda, vamos a pasar el rato — insistió siguiéndome al interior de mi casa —, nada de peleas clandestinas, haremos una barbacoa en la casa de Aleska.

— Paso.

— No te hagas la chistosa — murmuró al ver mi sonrisa divertida, la verdad es que la idea no me agradaba mucho, aunque por un lado tenía ganas de despejar mi mente un poco, tal vez estar rodeada de personas me libere un poco —, sé que quieres ir.

— Bien — acepté alargando la "e" por largos segundos.

— Te veo a las siete — susurró guiñándome un ojo y dejándome sola en el medio de la cocina. Negué un par de veces para mi misma al darme cuenta de que Arian de seguro estaría allí, y tal vez estaría Jenelle y su hermano; no deseaba ver a ninguno de los tres, comenzando por Jenelle, seguido de Arian y por último Setric, sí, había pasado una candente noche juntos pero ahí había terminado todo, fue bueno mientras duró lo que dura la caída de una estrella fugaz ante nuestro ojos.

He Is My Mate |ESPAÑOL|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora