chapter two

3.4K 489 160
                                    

No tenía sentido negar que los niños Potter estaban muy emocionados por visitar el zoo aquella tarde, ya que sus sonrisas no se borraron ni un segundo, incluso cuando llegaron a la puerta de entrada

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

No tenía sentido negar que los niños Potter estaban muy emocionados por visitar el zoo aquella tarde, ya que sus sonrisas no se borraron ni un segundo, incluso cuando llegaron a la puerta de entrada. Habían visto muchas criaturas mágicas durante su educación, ya fuera en persona o a través de los libros que se guardaban en la casa, pero había algo mágico en ver animales que incluso los muggles podían ver.

Mientras que los niños no tenían problemas para mezclarse con la vestimenta muggle, eran Renata y James los que tenían que deshacerse de sus túnicas para no destacar. Y cuando llegaron a las puertas para comprar sus entradas, Harry echó un rápido vistazo a su alrededor y se sintió satisfecho de que no destacaran. Había oído historias de tío Sirius y tío Remus sobre magos y brujas que intentaban pasar desapercibidos entre los muggles y fracasaban estrepitosamente.

-Mira todos estos muggles- oyó Harry que susurraba Ilaria en voz baja -¡Quiero tocar uno!

-Ilaria- resopló Harry mientras se dirigía a su hermana pequeña -son personas como tú y yo. Sólo que no pueden hacer magia.

A Ilaria no parecía importarle lo que Harry tuviera que decir en ese momento, pues ya estaba en movimiento para empujar la pierna de un hombre que estaba parado cerca de ellos en la fila. En cuanto lo hizo, el hombre saltó y se dio la vuelta con una mirada irritada antes de ver a Ilaria sonriéndole. Todo se olvidó o se perdonó en cuestión de segundos, ya que no tuvo el valor de regañar a una niña por el mero hecho de rozarle la pierna.

Gracias a Merlín, no sabía que era intencional.

-Hmmph- dijo Ilaria con la cabeza inclinada hacia un lado -Pensé que serían más blandas.

Harry siguió manteniendo a su hermana a raya mientras James pagaba las entradas y Renata llevaba a Monte a través de la multitud de gente hasta que llegaron a una zona abierta donde se sintió lo suficientemente segura como para dejarlo en el suelo. Monte ya estaba señalando en varias direcciones, indicando a todo el mundo dónde quería ir primero.

Los dos más jóvenes ya mostraban su impaciencia por tener que esperar, pero Harry tampoco podía culparlos. Las colas eran largas y él también estaba listo para empezar a explorar. De repente, sintió que una mano le pasaba por encima del pelo, lo que le hizo levantar la vista para ver a Renata mirándolo.

-Creo que he visto algunos helados por allí- señaló con la cabeza en dirección a una furgoneta que estaba cubierta de decoraciones dulces -¿por qué no vas con Ilaria y coges algo? ¿Traer algo para Monte?

Le tendió el dinero y Harry sonrió en respuesta antes de tomar las monedas y billetes muggles. Ilaria no tuvo que oír las instrucciones de escuchar a su hermano mayor, pues ya le cogió de la mano y esperó a que él le guiara.

Al llegar a la furgoneta, también tuvieron que esperar en otra cola, por suerte más corta que la de la venta de entradas. A un lado, Harry no pudo evitar fijarse en dos chicos que estaban de pie, con helados ya en su poder. Uno de ellos era increíblemente escuálido y, para no sonar mal, tenía una cara que Harry sólo podía relacionar con una rata. Pero tal vez sólo parece tan pequeño en comparación con el chico bastante grande que estaba a su lado.

SELCOUTH ⟶ Harry Potter ⟶ EspañolOnde histórias criam vida. Descubra agora