chapter four

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Un par de semanas después del incidente en el zoológico, Harry aún no sabía qué pensar de la prueba que había tenido lugar, pero intentaba colocarla en el fondo de su cabeza igualmente

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Un par de semanas después del incidente en el zoológico, Harry aún no sabía qué pensar de la prueba que había tenido lugar, pero intentaba colocarla en el fondo de su cabeza igualmente. Intentaba disfrutar del resto del verano ignorando el hecho de que aún no había recibido su carta de aceptación de Hogwarts. No importaba lo que sus padres le dijeran para asegurarle que llegaría pronto, estaba empezando a dudarlo. Pero su padre dijo que llegaría cuando menos lo esperara, así que Harry supuso que si se mantenía ocupado llegaría pronto.

Aquella mañana de julio, Harry estaba profundamente dormido cuando lo despertó el sonido de las puertas de su armario al abrirse. Alcanzo sus gafas que estaban en su mesita de noche y se las puso rápidamente, solo para ver como su ropa entraba en su habitación y se fijaba dentro del armario.

Oyó el sonido de sus padres fuera, lo que le hizo abandonar la cama y dirigirse hacia la ventana abierta. Al asomarse, pudo ver a su padre, con la escoba en el suelo y la varita en la mano. Los dos últimos días, James se había quejado de que su escoba se comportaba de forma extraña y que probablemente necesitaba una puesta a punto. Renata le había sugerido que la llevara a un profesional, pero James estaba más que seguro de poder arreglarla él mismo. Sin embargo, la mirada actual y frustrada de su rostro decía lo contrario.

A su lado, Renata intentaba ocultar su sonrisa tras una taza de café, pero perdió rápidamente la batalla en cuanto la escoba se volcó cuando James exigió "¡arriba!". Ella rompió a reír, lo que atrajo la atención de James, que miró en su dirección.

-¿Tienes algo que decir allí?- le preguntó, poniendo las manos en las caderas.

Renata negó con la cabeza -Oh no, cariño, sólo estaba admirando la forma en que trabajas con tu escoba. Demuestra quién es el jefe.

James le lanzó una mirada antes de murmurar algo como para demostrarle quién era el jefe antes de abalanzarse juguetonamente sobre ella. Su risa se cortó al intentar esquivarlo, pero con una taza en la mano, se vio limitada en su huida, dejándola como presa fácil. James la atrapó fácilmente, rodeando su cintura con los brazos y acercándola a él. Su cara se acurrucó en su cuello, donde dijo algo que hizo que la cara de Renata se sonrojara antes de usar su mano libre para darle una ligera bofetada en el brazo.

-¡Muy bien, ustedes dos sepárense!- una voz llamó desde la distancia y Harry estiró un poco más el cuello para ver que tío Sirius y tío Adelmo habían llegado. Harry sonrió al ver a sus dos tíos, sabiendo que siempre que el tío Sirius viniera a visitarlo, iba a ser un momento divertido.

-Hay niños en la casa- dijo Sirius mientras se acercaba a Renata y a James -o acaso ustedes dos sobre mis preciosos, por no decir inocentes, sobrinos.

-Oh, cállate, Sirius- dijo James -ahora mismo están todos dormidos y no es que estuviéramos haciendo nada.

-Menos mal- respondió Adelmo en voz baja antes de saludar a su hermana con un abrazo.

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