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Capítulo Uno: "El comienzo"


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No voy a cambiar la forma en la que miro, en la que siento, para conformarme a algo. Siempre he sido raro, por lo que seré raro el resto de mi vida y tengo que vivir por ello. Soy una de esas personas.

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Bruce Wayne

Las cosas no estaban resultando como esperaba, pocas veces podía decir eso, pero realmente ya no sabía que debía hacer. Traer a la niña de la Liga a casa había sido una decisión precipitada, nunca había tratado con niñas y menos con una entrenada por asesinos. 

- Amo Bruce. - El acento británico de Alfred me saca de mis pensamientos. Lo mire atentamente. - Volvió a entrar a la biblioteca, esta vez sacó Hamlet.

Eso era todo lo que la pequeña asesina hacía, el primer día Alfred le había dado un recorrido por la mansión y su único interés había sido la gran biblioteca. No entraba al gimnasio, no entraba a la sala de cine, no salía de la mansión, ni siquiera bajaba cuando se la llamaba a comer. Solo salía cuando nadie la veía, cuando era de noche, cuando salíamos a patrullar o cuando íbamos a trabajar. 

- ¿Y Dick? 

- Salió al Monte justicia. - Recogió algunos papeles de la mesa de té. - Volverá para salir a patrullar. 

Me levante de la silla y me dirigí a la habitación que le había asignado a la niña, me había ofrecido a ayudarla a buscar algo para decorarla pero se negó diciendo que el cuarto ya era más de lo que ella merecía. 

Al entrar al gran espacio, lo primero que me recibió fue la cama vacía pero ordenada, sabanas y cobertores de colores oscuros, las cortinas estaban abiertas dejando entrar la luz natural, en la otra pared se encontraba el escritorio, donde la castaña estaba sentada junto al libro anteriormente mencionado por Alfred. 

- Es una interesante lectura. - Ella simplemente me miró con sus grandes ojos verdes, esos que escondían tantas cosas. - Habla de venganza y locura.

- Es una de las obras de Shakespeare más trascendentes en cuanto a la introspección del ser humano, habla de los íntimos anhelos del hombre. - Era la frase más larga que había escuchado venir de ella.

Y como me lo esperaba, volvió con su lectura. Pero me demostró algo que yo ya sabía, su IQ era elevado. Richard no sería capaz de darme esa definición tan exacta ni aunque leyera tres veces el libro, tal como lo creí, los jóvenes de la liga de asesinos ya no solo estaban preparados para matar. Los estaban preparando cada vez mejor, ya no era solo físico, también mental y social.

- Debemos ponerte un nombre. 

- Anna. - ¿Anna? - Me recuerda a Anastasia Nikoláyevna de Rusia, se supone que debió morir pero dicen que sobrevivió o un libro de la biblioteca relata eso. - Se encogió de hombros. - Creo que la Liga debería haberme matado hace una semana o simplemente me hubiese dejado cautiva, lo que me lleva a otro nombre parecido Ana Frank. Ella estaba cautiva por sus ideales, que eran heredados e impuestos por sus padres, pero creídos y respetados por ella.

La velocidad y el gran léxico que demostraba tener no hacían más que sorprenderme ¿Desde cuándo la liga se centraba en enseñarles a los niños? ¿Por qué lo hacían? ¿Qué ganaban con ello? 

Ophelia - DC ComicsWhere stories live. Discover now