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Sakura
Ya pasaron los tres años y la verdad con Gilbert estamos de lo mejor, a pesar de que la distancia al principio nos complicó un poco, ya logramos acostumbrarnos, incluso el verano pasado cuando vine de visita, Gilbert me pidió matrimonio, así que ¡SI! Nos vamos a casar y no podría estar más feliz, y lo mejor fue la forma en la que me lo pidió.

Flashback de hace un año
Hoy es Navidad y estoy en la casa de los Lacroix-Blythe celebrando con ellos y Haru este día tan especial. Mi tía y Bash querían invitar a más personas, pero al enterarse que íbamos a venir decidieron que lo mejor iba a ser pasarlo en familia.

Gilbert obviamente también está aquí, pero por alguna razón está distante, me refiero a que desde que nos fue a buscar al puerto ha estado evitándome, incluso sale corriendo en cuanto nos quedamos solos en una misma habitación y para ser sincera eso me asusta un poco porque tengo miedo que se haya arrepentido de querer algo conmigo.

- ¡Sakura, a comer! —mejor dejo mis pensamientos para otro momento porque la comida está lista y si me quedo un poco más afuera me voy a congelar porque está nevando.

- Que rico huele, tía —y es cierto porque en cuento puse un pie en el comedor, el olor a pavo me invadió.

- Gracias, pero la mayoría lo hizo Bash —mire a Bash y él me guiñó el ojo para después poner cara de superioridad.

- Espero que el sabor sea igual de rico —lo rete y aunque sé que va a saber rico, no me arrepiento porque esa sonrisa burlona que tiene cayo por un segundo antes de sacarme la lengua.

Todos nos sentamos en la mesa y empezamos a comer. Haru y yo contábamos anécdotas graciosas que nos pasaron en la universidad mientras los demás reían. Fue una agradable cena, sin embargo, Gilbert estuvo mirando a su plato todo el rato y ni siquiera probó la comida.

- ¿Gilbert? —le susurre, ya que estábamos sentados al lado, pero igual no despegó su vista del plato— ¿Gilbert? —tampoco contestó, así que le pegue un codazo, aunque no fue fuerte o eso creo.

- ¡Si! —grito asustado y todos se giraron para verlo, y me tuve que morder la lengua para no reírme.

- ¿Gilbert, cariño, estás bien? —preguntó Muriel de la forma más amable posible.

- Si, ajá, por supuesto —dijo nervioso mientras me miraba de reojo— mmm...¿Sakura, me acompañas para fuera...por favor?

Oh oh

- Cl..claro —¿por qué estoy tan nerviosa? Es otro hombre más en mi vida, además, es probable que no termine conmigo y solo sea mi mente dándome una mala jugada.

Nos levantamos en silencio y creo que notaron mi miedo porque trataron de darme sus mejores sonrisas, solo que también estaban nerviosos. Tomamos nuestros abrigos y salimos de la casa. Empezamos a caminar hacia el lago, oh por Dios, no creo que vaya a terminarme en el lugar que todo empezó, ¿verdad?

Mientras más nos íbamos acercando pude visualizar unas pequeñas luces en el lugar que siempre nos sentábamos, qué raro. ¿Qué será? ¿Luciérnagas? No, no creo. ¿Fuego? No, espera, si...

- ¿Gilbert? —él dio un pequeño salto cuando lo llame.

- ¿Si, Sakura? —dijo nervioso, pero eso pasó a segundo plano.

La flor de cerezo. GBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora