Princesa

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Después de que el poder del cristal de plata la rodeara nuevamente, Usagi no supo exactamente a dónde viajó, puesto que no quería regresar a la luna sin el resto de sus compañeras, pero deseaba más que nada que ellas pudieran ser felices.

La sensación de ingravidez la rodeo y la hizo sonreír, podía sentir la presencia de Mina, Amy y Hotaru cerca, y eso aumentó su sonrisa, pues ahora estaba segura de que había salvado a la pequeña a pesar de que ella había usado su poder hasta su última extensión.

Abrió los ojos, se sentía agotada, pero necesitaba saber que sus amigas estaban a salvo y de pronto reconoció dónde estaba, o al menos a dónde pertenecía. Pues estaba segura de que estaba en algún punto de los corredores del tiempo, se acercó a la puerta que había relativamente cerca, aunque le costó muchísimo caminar hacia ella y cuando la abrió, el familiar paisaje de nubes de los corredores del tiempo la rodearon y ella volvió a sonreír.

Cerró la puerta, sabía que ahí estarían seguras, nadie podría alcanzarlas ahí —al menos no sin Plut—, por el momento. Y eso era lo único que le preocupaba, pero cuando se volvió hacia sus amigas, supo que no quería que ellas despertasen en un lugar frio y vacío, no se lo merecían después de ayudarla tanto.

Caminó hacia ellas y sonrió, mientras acariciaba su pecho permitiendo que su cristal saliera nuevamente a la superficie —cerró los ojos mientras pensaba en algo que fuera acogedor para despertar y sin darse cuenta sus pensamientos huyeron en dirección a unos ojos zafiros a los que hacía tiempo que no veía, unos ojos zafiros que extrañaba—, dejándole sentir esos sentimientos que estaban fluyendo en su corazón, pero al mismo tiempo también permitió que el cristal sintiera los sentimientos de sus amigas dormidas como solo ella sabía que podía hacer. Todos los sentimientos juntos hicieron magia con su entorno.

Cuando abrió los ojos no reconoció dónde estaba, sus amigas ya no estaban delante de ella. Y ella se encontraba en una especie de sala común de un apartamento. Caminó hacia lo que sería la cocina, en busca de algo que le pareciera conocido o que le indicara dónde se encontraba, pero no reconoció absolutamente nada. Así que cambio de dirección y buscó en otra habitación, sorprendiéndose de ver que parecía una sala de música con instrumentos y su corazón se aceleró, no podía estar segura, pero sentía que estaba viendo lo que había sido el apartamento de los chicos cuando habían estado en la tierra.

Siguió caminando, no sabía dónde estaban sus amigas, así que fue abriendo puertas con curiosidad, nunca había visto el apartamento de los muchachos, así que una pequeña y burbujeante diversión afloro desde su corazón al poder verlo ahora. Y casi dando pequeños saltitos siguió por el pasillo, extrañada de que solo hubiera una puerta al final, pero cuando cruzó esa puerta se sorprendió.

Era como si hubiera cuatro habitaciones en una sola, claramente divididas y ella estaba casi segura que la cama dónde estaba dormida Minako pertenecía a Yaten, no solo por los tonos verdes en las colchas y eso, sino por la decoración en general de la habitación.

La de Amy era obviamente de Taiki, si la cantidad de libros no era indicio suficiente y eso la hizo negar con la cabeza, esos dos no tenían remedio. Les gustaba demasiado estudiar, y ella no podía entender por qué.

Pero ella tenía miedo de mirar la habitación vacía, así que siguió con su exploración y se asomó a dónde estaba Hotaru dormida. La habitación era muy distinta a las demás, tanto sus paredes como muebles estaban entre unos tonos violetas fuertes y algo similar al gris, pero ella no podía reconocer nada o vincular algo de eso a alguien conocido para ella —quizás los tonos violetas con la propia Hotaru, pero no sabía de dónde provenía el gris, aunque tampoco conocía mucho de la vida de la pequeña como para juzgar—. Movió la cabeza en negación mientras sonreía a la pequeña dormida, feliz de haberla salvado.

Amor CósmicoUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum