07 Frank Adler

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Volver | Frank Adler

Parte: 1/1

—Hogar dulce hogar— fue lo primero que pronunciaste al estar dentro de la casa, la cual no habías visitado en años.

Lo primero que hiciste fue desempacar la poca ropa que llevabas contigo para luego darte un merecido baño tras las largas horas de viaje que habías recorrido.

Justo a la hora de cenar, o mejor dicho, cuando tu estómago empezó a reclamar comida, revisaste la cocina que claramente no tenía nada más que algunos platos y vasos llenos de polvo, por lo que una salida al supermercado era urgente.

Con pesadez tomaste tu cartera para aventurarte al supermercado con la esperanza de comer lo antes posible.

—Yei— exclamaste al estacionar tu auto frente al supermercado y reconocer que el camino fue más corto de lo que esperabas.

P

asaste por diversos pasillos en busca de lo más esencial para los días en los que estarías en casa y no tener que volver a salir a menos que fuera de suma importancia.

—¡TN!— el grito de una voz aguda hizo que dejaras la lata de atún en el estante debido al susto.

Luego de eso, sentiste como unos pequeños brazos se aferraban a tus piernas.

Tu primera acción fue ver hacia abajo y al notar una cabellera rubia no dudaste en saber quién era.

—Mary— la pequeña rubia no dejaba de abrazar tus piernas—. ¿Qué haces aquí?— preguntaste al echarle un vistazo al pasillo y ver que todo estaba desierto debido a la hora del día.

—¿Por qué no habías venido?— te cuestionó sin contestar tu pregunta. i

—He estado algo ocupada— fue lo único que se te ocurrió decir—, pero ya estoy aquí— le sonreíste, acto que ella imitó.

No pudiste evitar regresarle el abrazo a esa pequeña lo cual le encantó debido al agarre que tenía sobre ti.

—¿Cómo has estado Mary?— preguntaste.

—Mucho mejor que ahora estás aquí— respondió. ¿Desde cuándo ella era así? no tenías ni idea, pero te agradaba su nueva versión cariñosa.

—Me alegra saberlo, Mary. Yo me tengo que ir— señalaste el carrito casi lleno de comida—, pero no puedo hacerlo dejándote sola, ¿dónde está tu tío?—Mary solo se limitó a observar el pasillo, el cual seguía vacío, para luego mirarte.

—No lo sé— respondió encogiéndose de hombros.

Estabas a punto de regañarla por separarse de su adulto a cargo, conocías perfectamente a Mary como para saber que ella era capaz de hacer cualquier travesura como esconderse de su tío.

One Shots | Chris EvansWhere stories live. Discover now