🌸 . . . 𝐶𝑎𝑝𝑖𝑡𝑢𝑙𝑜 6

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           (TN) veía a lo lejos a Gojō gritarle algunas cosas a Geto que estaba a unos metros lejos del ojiazul. ¿De qué hablaban? No podía escucharlos a la distancia que se encontraba, y su conversión tampoco era lo que mantenía la atención de la chica sobre esos dos. De hecho, el único que la mantenía embobada era Satoru, no había sido hasta ese día en el que realmente se detuvo a analizar el semblante de su mejor amigo de la infancia y lo mucho que había crecido desde la última vez que lo vio antes de irse al extranjero. Su cabello estaba más largo de a como lo solía mantener de niño, su cabello blanco como la nieve besaba su rostro tranquilamente con ayuda del viento ligero que hacía esa fresca mañana, era bastante alto, probablemente mediría cerca de 1.90m de estatura, recordaba que cuando eran chiquillos estaban casi de la misma altura, se sorprendió de que en esos años haya crecido tanto, también sus ojos parecían más brillantes y experimentados, incluso se atrevería a decir que eran más hermosos e hipnóticos que antes, aunque no los podía ver seguido ya que los ocultaba tras esos lentes bastante seguido.

           La muchacha mantenía su cabeza descansando sobre las palmas de sus manos y a su vez apoyaba sus brazos encima sus piernas, mientras se mantenía sentada en las escaleras. No apartaba su vista el del albino ni un momento, era como si quisiera grabar su figura para siempre en su cerebro. Era una sensación extraña, un leve cosquilleo abrazaba su pecho a la vez que su estómago se revolvía un poco, no podría decir si había comido algo que le cayó mal o si era alguna otra cosa, tal vez... ¿nervios? No estaba segura, solo sabía que se sentía curioso. Una palabra pasó por la mente de la chica tan rápido como el flash de una cámara: ¿"amor"?

           La muchacha sacudió su cabeza para deshacerse de ese pensamiento. Pero otro intruso de hizo presente, el día en que trabajaron ellos dos juntos contra aquella maldición se repitió como una película, no le había dado especial importancia en ese momento cuando Gojō la abrazo, pero gracias a ello el cosquilleo de hizo un poco más intenso; también recordaba con melancolía lo cercanos que eran cuando eran pequeños, jugaban todo el tiempo juntos, casi todos los días se visitaban, eran prácticamente inseparables. Ahora Gojō parecía un poco distante, aunque adjudicó esto a que pasaron varios años sin verse, podría sentirse raro encontrarse de nuevo con alguien que hacía tiempo no veía, pero de una cosa podía estar segura, él se seguía sintiendo cómodo y con confianza junto a ella, le daba ciertas libertades que a otros no, lo podía llamar por su nombre de pila, se podía acercar a él físicamente lo suficiente, hacían bromas de cuando en cuando... Tal vez ya no eran tan unidos como antes, al menos no por el momento, era parte de crecer, madurar, y conocer a otras personas, pero seguían manteniendo esa hermosa amistad que tanto valoraban ambos. Aunque el albino no lo admitiría a viva voz.

           Nuevamente, otro pensamiento indeseado invadió su mente, ésta vez era uno amargo. Recordó con pesadez todo lo que había pasado debido a las riñas de sus familiares por no poder superarlo en fuerza. La semana pasada en la reunión familiar se llevó otra tediosa cátedra sobre su desempeño y por milésima vez le repitieron que tenía que estar a la altura del de los seis ojos. Ella estaba destinada desde que nació a ser su compañera más cercana en combate y no podían decepcionar al clan Gojō con los que durante generaciones habían tenido un estrecho lazo.

           Su ceño se frunció y sus ojos de cristalizaron, tenía ganas de llorar de la frustración por ese recuerdo. Ella lo intentaba, realmente lo hacía, no tenía idea de qué era lo que le faltaba para poder alcanzarlo, por más que entrenaba no parecía poder hacer avances significativos. Frente a sus compañeros podía parecer una muchacha con muchas ganas de mejorar y con bastante confianza, pero en realidad se atormentaba bastante porque no se sentía lo suficientemente buena. Ese ya conocido sentimiento de rivalidad hacia Satoru se volvió a hacer presente, él sabía hacer muchas cosas, debía haber algo en lo que lo pudiera vencer.

 Ese ya conocido sentimiento de rivalidad hacia Satoru se volvió a hacer presente, él sabía hacer muchas cosas, debía haber algo en lo que lo pudiera vencer

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—"Conocí a un chico llamado Shawn —habló el albino en voz alta—, es el mejor de la clase y es súper buena persona. ¡Pero no te preocupes, que pronto yo seré la número uno de este instituto! Por otro lado, te he estado extrañando dema--"

—¡YA BASTA! —exclamó una muy avergonzada chica a la vez que se abalanzaba sobre el albino para intentar callarlo, él solo se reía y se paraba sobre sus puntas para hacerle más difícil que alcanzara a cubrir su boca.

           El ojiazul había leído adelante de Getō y Shoko una carta que ella le había enviado años atrás desde el otro continente donde le escribía que lo extrañaba, que tenía ganas de verlo pronto y confesaba lo mucho que lo quería, de manera amistosa, claro está. Pero Satoru aprovechó esto para tergiversar un poco sus palabras con la intención de molestarla y hacerla pasar pena. Cuando la chica se dio cuenta que no obtendría resultado intentando callarlo, desistió. Carraspeó su garganta y con un muy notable sonrojo habló tratando de que su voz no temblara.

—N-No tiene nada de vergonzoso demostrarle a alguien cuánto le estimas —se cruzó de brazos haciéndose la indignada.

—¿Segura? —preguntó Shoko— Tu rostro está demasiado rojo, pareciera que sí sintieras pena.

—¡Estoy bastante segura! —habló con rapidez y sacó su cartera donde guardaba cierta foto algo vieja. Era la polaroid que se habían tomado cuando eran niños antes de que partiera a América— Tú tienes eso —le apuntó con un dedo—, pero yo tengo esto.

           Mostró orgullosa la fotografía, Getō y Shoko se acercaron para darle un mejor vistazo a cómo eran de pequeños. Los ojos de Gojō se abrieron ligeramente en sorpresa, aunque ninguno de sus compañeros lo notó ya que sus lentes le servían como cortina de humo, no se esperaba que contraatacara con eso. Se le veía un poco cachetón, su cabello cortito y (TN) sosteniendo el ramo de flores que Satoru le había regalado.

           Rápidamente el ojiazul recobró la compostura, sin dejar que nadie viera que se encontraba sorprendido.

—¿Y tú qué haces cargando esa foto en tu cartera a todos lados? —simplemente se sentó en una de las sillas del salón inclinándola un poco hacia atrás y colocó sus brazos detras de su cabeza. Sonrió con satisfacción al ver que su mejor amiga se ponía nerviosa una vez más.

           Satoru habrá ganado una batalla, pero no la guerra... aún.


may

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may. 27, 2021

Crystal Petal ──GOJŌ S.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora