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Desperté por el sonido estridente de mi alarma, aquel sonido me recordaba que hoy empezaba un día de tortura otra vez, me daban ganas de romper el celular.

Soportar los comentarios, a Klaus, a mi abuelo, en fin, otro día compartiendo aire con personas sumamente odiosas.

Me levanté de mala gana, me daba mucha pereza caminar así que literalmente me arrastré hacia el baño. Me duché y luego bajé a desayunar

Cómo era de esperar ya Rodolfo no estaba allí; al parecer estaba "trabajando", entre comillas, sí, porque hacía cualquier cosa menos eso.

Salí de la casa camino al instituto; mientras iba a paso lento un auto llamó mi atención cuando pasó por mi lado, era el mismo de ayer y en el asiento trasero iba la chica, la observé serio y pensé que no me sostendría la mirada.

Sus ojos azules se veían fríos y penetrantes, su cara estaba totalmente seria sin una sonrisa a pesar de tener un rostro muy delicado, parecía retarme con la mirada, pero me daba igual.

La ignoré y seguí mi camino a la preparatoria.

Daniela Harrison.

En camino a la preparatoria, que por alguna extaña razón mi pade había decidido llevarme, pude observar a nuestro vecino, me había fijado en él desde ayer cuando nos observó tras los árboles.

Tenía una mirada fría en aquellos ojos azules, eran tan inexpresivos que me dio curiosidad saber que ocultaba tras ellos, tenía una línea en su boca, no había rastro de ninguna sonrisa.

En un momento me pareció intimidante pero luego no.

La verdad es que mi padre me trajo a este pueblo para que intentara olvidar todo lo que pasó e hiciera algunos amigos, ja, patético.

Pero eso era totalmente imposible, a pesar de ser cero sociable, me molestaba mucho tener que convivir con los demás e intentar seguir una conversación. Tampoco tenía ganas de desarrollar algún tipo de sentimiento por alguien, en realidad las emociones nos hacen totalmente débiles, confiar en alguien es darle el poder de destruirte y por eso me sinto muy bien yo sola.

Marcus Miller.

Entré a la escuela y me dirigí a mi salón.

Chicos cómo saben tenemos una alumna nueva. anunció el profesor.

Ella es Daniela Harrison, su nueva compañera, espero que se lleven bien.— la presentó y ella seguía con su mirada inexpresiva y llena de odio, en plan, no me hables o te destripo.

Lastimosamente el único asiento libre era el de mi lado, ni siquiera me inmuté en enojarme, sería inútil.

Lo que más me sorprendió fue que se sentó a mi lado y ni siquiera me miró o trató de hablar conmigo, la verdad agradecía eso, no era como los demás.

Las clases terminaron rápidamente esta vez, era un milagro, no habíamos cruzado ni una sola palabra en todo el día y eso me llamó la atención un poco.

Comencé a caminar hacia mi casa y volví a ver al auto, claro que lo vería, son mis vecinos.

Seguí caminando hacia mi morada y la puerta estaba entreabierta, entré despacio y pude ver sangre en el suelo.

Seguí el rastro de sangre y vi a mi abuelo tirado en el piso de la cocina con una herida en la cabeza, borracho otra vez, ya ni me sorprendía.

Ni me molesté en llamarlo para ver si estaba bien, la verdad no me preocupaba.

Me dirigí a mi habitación, me di un baño y luego me dirigí al lugar de siempre.

Le di una calada a mi cigarrillo, porque si, me gusta fumar, es algo que me relajaba, sabia que hacía mal a mis pulmones pero cada cual se daña como quiere, seguí caminando, la tarde estaba fría, las nubes grises que anunciaban una lluvia habían tapado el sol.

Amor de psicópatas© [Completa✔️] #PGP2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora