Decidida a tener unas hermosas vacaciones junto a su familia, Altagracia decide realizar un viaje en un crucero por el Caribe... Pero con lo que no contaba era que compartiría ese viaje con alguien más, con el ser más irritante que había conocido en...
Era un día increíble. Un día perfecto para estar a bordo de un crucero.
Y eso era exactamente lo que harían Altagracia y su familia...
Evidentemente, esa familia eran simplemente Regina e Isabella.
El sol se encontraba en el punto más alto de ese hermoso cielo que las acompañaba donde sea que fueran. Las nubes eran como el más blanco y suave algodón... Simplemente, maravilloso.
Altagracia, a pedido de su sobrina, se había tomado un mes de vacaciones. No fue fácil tomar la decisión ya que ella siempre vivió por y para su trabajo.
Su emporio no se manejaba por sí solo. Pero, como siempre, los caprichos de Isabella eran como órdenes para ella. Esa terca adolescente siempre lograba lo que quería.
Teniendo en cuenta todo el tiempo libre que tendría, la rubia pensó que moriría de aburrimiento. Nada de entrevistas, nada de viajes a otros países para asistir a juntas, nada de reuniones hasta altas horas de la noche. En definitiva, nada relacionado con su empleo.
Solo accedió a realizar ese viaje las tres juntas porque sabía que podría pasar tiempo con su hermana y su sobrina, cosa que no tenía lugar en su día a día.
Isabella había pegado un grito al cielo cuando vio los boletos donde claramente se especificaba que recorrerían varias islas del Caribe. Altagracia y Regina no hicieron más que reír ante la emoción de la adolescente.
La travesía en el crucero duraría un total de 11 días y, luego de la misma, se quedarían dos semanas más en Miami para poder disfrutar aún más de la playa y de los hermosos días que el Caribe les regalaría.
Isabella continuamente miraba en su teléfono el itinerario del viaje para planear todo lo que harían, mientras que la Doña y su hermana menor simplemente cumplían sus caprichos.
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Viajaban a bordo del hermoso Seven Seas Splendor.
Para comodidad suya y de su familia, Altagracia decidió escoger la Suite Regent.
La misma se encontraba en la parte superior del barco y contaba con más de 4,000 pies cuadrados con dos habitaciones principales con camas King-size; dos baños principales, una habitación adicional con dos camas individuales convertibles, con baño incluido; balcón con jacuzzi; spa privado con sauna, baño de vapor y bañera de hidromasaje; comedor con un pequeño pero completo bar; y una amplia sala de estar con zona de descanso.
La decoración de la misma era increíble, lo único que lograba compararse con el lujoso interior era la deslumbrante vista al mar desde los balcones privados.
—Estar aquí es como estar en el cielo... ¡Miren este lugar! ¡Es maravilloso! —dijo Isabella, entusiasmada.
Ella recorría la suite de punta a punta seguida por su madre y su tía.
