Capitulo 6

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—Yo no huyo de ti ¿Qué te hace pensar eso? —Intento sonar indiferente. Él me rodea para quedar delante de mí.

—Bueno, el hecho de que corres lejos de mi cada vez que me ves. —dice como si fuese obvio, y la verdad es que sí lo es.

—Ideas tuyas. —Me mira levantando una ceja.

—Claro... —dice bebiendo su chupito, yo hago lo mismo con el mío. —Y... ¿Me dirás tu nombre o te sigo llamando loquita?

—No soy loquita, me llamo Alejandra, mis amigos me dicen Ale, pero tú llámame Alejandra. —Veo que se le forma una sonrisa ladina.

—Está bien, como gustes, Alejandra. —Seguimos con los chupitos y, tres rondas más tarde, todo me da mucha gracia y no soy muy consciente de lo que digo o hago.

—...Entonces me pegué a él como garrapata; imagínense, yo gritando en su oído, el quejándose y la aeromoza tratando de levantarme de sus piernas, pero era misión imposible, yo soy muy fuerte. —Digo mostrando mis inexistentes bíceps. Todos estallan en risas por mi relato.

—Es verdad, no he podido oír bien desde entonces. —Dice Diego riendo, tiene una sonrisa hermosa y esos labios carnosos se ven muy apetecibles, me pregunto cómo será besarlo con ese aro que tiene en el labio inferior. «¡Dios, que estoy pensando!».

—Quisiera haber estado ahí para presenciar eso, lástima que mi vuelo llego después. —Dice Gabriel bebiendo de su mojito. Gabriel es de México y Frank es colombiano.

Seguimos hablando un buen rato. Thalia habla sobre Cuco y Sara les cuenta a los chicos lo que le hizo a sus jeans favoritos. Giro mi cabeza en dirección a Diego para mirarlo por quinta vez, y choco con su mirada; esos hermosos ojos color ámbar me hipnotizan, no puedo dejar de mirarlos. Bajo la vista a sus labios y noto que se los relame.

—Apetitosos —digo embobada relamiendo los míos.

-¿Qué? —Me dice Sara y me doy cuenta de lo que dije.

—Nada, nada. —Digo apresuradamente y noto como Diego sonríe de lado.

—Chicas, no me siento muy bien, creo que he bebido demasiado. —Se queja Sara.

—Bueno, volvamos a la residencia para que descanses. —dice Thalia ayudándola a levantarse.

—Nosotros las acompañaremos. —Dice Frank terminándose su bebida.

Caminamos todos juntos hasta la salida del anfiteatro, Thalia y Gabriel van delante conversando, seguidos de Frank que lleva a Sara prácticamente cargada. Yo voy detrás caminando por el contén del parque que hay en el centro, con Diego al lado.

—Deberías bajarte de ahí, estas borracha y te podrías caer. —Me dice, pero yo lo miro y le sonrío ampliamente.

—Llévame en tu espalda entonces —digo elevando los brazos para que me cargue.

—Ni lo sueñes, baja de ahí y camina por la calle como yo.

—Que malo eres. —Hago puchero.

—No soy malo, solo que no voy a cumplir tus caprichos, además, aún puedes caminar bien.

—Entonces no me bajo. —Me cruzo de brazos de forma infantil y apresuro el paso, logrando que me doble el tobillo y caiga al suelo.

—Ahh. —Me quejo mientras me toco el tobillo. Diego se apura en alcanzarme y se agacha frente a mí.

-¿Estás bien? —Yo niego. —Te dije que bajases de ahí y no me hiciste caso, yo te lo advertí, ahora tienes un tobillo adolorido.

—No me regañes. —Hago puchero y él sonríe.

Revisa mi tobillo con cuidado y yo me quedo embobada viéndolo; es tan guapo. «Esos labios...» Se me escapa un suspiro, él fija sus ojos en los míos y me pilla mirando sus labios.

—¿Te gustan? —dice con voz seductora.

—Sí, se ven deliciosos. —Responde mi yo alcoholizado. Sonríe y se acerca despacio hasta quedar a milímetros de mi boca.

—Pruébalos entonces y comprueba si lo son. —Susurra en mis labios y sin más me besa.

Sus labios son suaves y húmedos, más deliciosos de lo que imaginaba. El beso es delicado, roza mis labios con suavidad mientras con su mano me pega más a él. Yo le sigo el ritmo mientras coloco una mano en la parte de atrás de su cabeza, acariciando su cabello. Su lengua pide acceso a mi boca y yo la dejo entrar; es el mejor beso que me han dado.
Antes de separarse, muerde ligeramente mi labio inferior, provocando en mi vientre una sensación de placer.

Nos sostenemos la mirada unos segundos, luego baja la vista a mis labios y comienza a acercarse nuevamente, pero es interrumpido por la voz de Frank.

—Chicos, no se atrasen que Sara está prácticamente inconsciente y debemos dejarla en su habitación rápido. —Dice para seguir caminando.

Diego se levanta y me da la mano para que me levante. Hago una mueca de dolor al apoyar el pie y él lo nota. Se pone de espalda a mí y se inclina un poco hacia delante.

—Vamos sube. —Yo sonrío y me subo a su espalda. Comienza a caminar y yo apoyo mi mentón en el espacio entre su cuello y su hombro.

—Ves como terminaste cargándome. —Susurro en su oído y comienzo a reír.

—Pues sí, al final te saliste con la tuya. —Me acomoda y sigue el camino hacia la residencia.

Cambio de Planes©️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora