Capitulo 9

705 113 12
                                    

Siento la mirada de mis amigos sobre mí, pero yo no me atrevo a mirarlos, me siento estúpida, quiero desaparecer y lo intento, pero mis pies no responden. Veo como al separarse Diego busca mi mirada y se la sostengo unos segundos, mis ojos dicen todo lo que mis labios no pueden pronunciar.

—Amor, ¿no me presentas a tus amigos? —Su voz chillona amenaza con derretir mi cerebro. Sin aparar la vista de mí, le responde.

—E-hh claro... Chicos ella es Stephanie, Fanny ellos son mis amigos Frank, Thalia, Sara, Gabriel y Alejandra. —Dice señalando a cada uno. Ella se me queda mirando unos segundos, y luego les sonríe al resto de mis amigos. Apuesto a que se dió cuenta de cómo me miraba su novio, el muy imbécil no se molesta en disimular.

—Un gusto chicos, pueden llamarme Fanny, todos me dicen así.

—¿Estudias aquí? –Pregunta Sara.

—Así es, voy en tercero de ingeniería química, acabo de llegar, tenía unos asuntos en casa por lo que no pude estar desde el primer día.

—Debo irme, tengo algo que hacer, un gusto conocerte Stacy. —Digo caminando para irme.

—Es Stephanie. —Me corrige la cornuda.

—Eso... —Respondo restándole importancia y me voy de ahí.

Regreso a mi habitación, no paro de pensar en lo que acaba de suceder.

—¿Cómo puede ser tan descarado de coquetear conmigo y besarme si tiene novia? ¿EH? —Cuco que está en mi pecho responde lamiendo mi mentón y parte de mis labios.

—Exacto Cuco, me besó, y tiene novia, eso no se hace, y yo me ilusioné como una tonta. —Se acurruca en mi cuello dándome cariño. Sé que los perros no pueden entendernos, pero me gusta pensar que sí.

Decido salir de la habitación, necesito dejar de pensar y como único logro despejar mis pensamientos es leyendo, así que decido ir a la biblioteca.

Al llegar a la biblioteca, me quedo sorprendida, es inmensa y está muy bonita. Tiene largas filas de estanterías, una zona donde hay varios escritorios para los que quieran leer aquí mismo. Camino por los pasillos en busca de algún libro que llame mi atención. Luego de unos minutos llevo varios libros en mis manos, aprovecho para recoger algunos que necesito para las clases. Voy camino a uno de los escritorios para comenzar a leer, cuando choco con alguien logrando que mis libros caigan al suelo.

—Lo siento mucho, déjame ayudarte. —Se agacha junto a mí, recogiendo algunos libros. Nos levantamos y veo su rostro, me parece familiar.

—Gracias. —Tomo los libros que recoge.

—Se nos está haciendo costumbre chocar cada vez que nos vemos. —Sonríe tímidamente, y es cuando lo recuerdo; es el chico guapo con el que tropecé cuando intentaba huir de Diego en el comedor hace unos días.

—Eso parece. —Le devuelvo una sonrisa apenada.

—Me llamo Marcos, por cierto.

—Alejandra. —Tomo la mano que me estrecha.

—...¿Qué carrera cursas?

—Informática, voy en cuarto año, ¿y tú?

—En primero de química. —Respondo con orgullo.

—Así que tú eres del grupo de las brujitas. —Dice con una sonrisa ladeada, debo admitir que se ve muy guapo cuando sonríe.

—¿Brujitas?

—Así les decimos a las chicas de ingeniería química aquí, ya sabes, por las pociones y esas cosas. —Me carcajeo por la comparación.

—Supongo que se parecen, sí.

Seguimos charlando un rato y logro olvidarme de todo lo ocurrido hoy, Marcos es un chico muy agradable; antes de irse me pide mi número, para seguir en contacto y por si necesito de su ayuda en algún momento.

Decido pedir los libros para leerlos en mi habitación, ya se ha hecho tarde y van a cerrar la biblioteca. Al llegar mis amigas se levantan de golpe con cara de preocupación. Thalia es la primera en hablar...

—¿Dónde te habías metido? Nos tenías preocupadas, no supimos nada de ti desde el incidente y no contestabas nuestras llamadas.

—Siento preocuparlas chicas, estaba en la biblioteca y tenía el teléfono en silencio.

—No se nos ocurrió que podías estar ahí. —Sara golpea su frente con la mano. —Estuvimos buscándote por dos horas, Diego estaba como loco buscándote, quería hablar contigo.

—Él y yo no tenemos nada de qué hablar. —Respondo cortante; las chicas me miran y sé que esa mirada implica hablar de lo ocurrido.

—¿Cómo estás? —Thalia se sienta a mi lado en la cama. —Todos estábamos tan impactados como tú, no sabíamos que tuviese novia.

—Sí, creímos que ustedes estarían juntos pronto.

—Eso creí... —Bajo la cabeza. —Pero veo que me equivoqué, para él solo fui un entretenimiento mientras su noviecita llegaba.

—Ya no pienses en eso ¿sí? —Asiento. —e
Entonces a la cama todas que mañana tenemos nuestro primer día de laboratorio. —Le hacemos caso a Sara, no queremos llegar tarde mañana.

👩🏻‍🔬👩🏻‍🔬👩🏻‍🔬

Entramos a desayunar como todos los días. Las chicas me preguntan si quiero que nos sentemos en otra mesa, pero me niego; mi problema era solamente con Diego, los demás no tienen la culpa. Me extraña no ver a la chillona de su novia junto a él, está sentada en otra mesa apartada con los que supongo son sus amigos. Durante todo el desayuno siento su mirada intensa sobre mí, no quiero mirarlo, así que evito hacer contacto visual, estoy muy enojada con él.

Llegamos al edificio donde haremos las prácticas, estoy por entrar al laboratorio cuando siento que me sostienen del brazo y me halan hacia un costado de la entrada; alzo la vista y me encuentro con el par de ojos ámbar que tanto he intentado evitar.

—Tenemos que hablar.

—No tengo nada que hablar contigo —digo cortante y trato de zafarme de su agarre, pero no lo logro.

—Por favor, escúchame, déjame explicarte, yo... —Lo corto antes de que siga.

—Diego, basta, no me interesan tus explicaciones y no tienes que dármelas, tú y yo no somos nada, así que por favor olvida el tema y déjame en paz. —Lo dejo con la palabra en la boca y entro al laboratorio.

Luego de tomarnos unas cuantas fotos con nuestras batas y accesorios de protección, las que de hecho nos quedaban divinas, comenzamos a trabajar. Me quedo anonadada al ver el cambio de coloración de las sustancias, de ser incoloras a ser de un rosado fuerte al agregar el indicador de pH. Todas obtenemos el máximo de puntos en el desarrollo de la práctica. Termina la clase, y con las chicas vamos a una de las tiendas que hay dentro del campus a comprar palomitas y más comida chatarra para la noche de cine que haremos en la habitación de los chicos.

Me niego a ir, pero soy obligada por Thalia que prácticamente me saca de la habitación a empujones. Las chicas van vestidas muy bonitas... Y yo, bueno, yo llevo puesto mi mejor pijama de ositos, ya lo he dicho, no quiero ir.

*Stephanie en multimedia*

Cambio de Planes©️✔️Where stories live. Discover now