Capitulo 18

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Despierto y miro a mi alrededor. A mi derecha está Sara con sus piernas y brazos encima de mi, y a mi izquierda Thalia de la misma forma. Con cuidado de no despertarlas me deslizo hacia abajo y salgo de la cama.

Voy al baño, me doy una ducha y me visto. Escojo unos jeans cortos de mezclilla, un top blanco y unas zapatillas del mismo color. Las chicas se despiertan y van a sus cabañas a cambiarse, anoche les conté todo lo sucedido con Diego y no dejaban de molestarme y pedir más detalles.

Salgo de la cabaña, quedé con las chicas de vernos en la cafetería para desayunar, ya que quería dar un paseo mientras ellas se alistaban.

Camino por los alrededores observando lo hermoso que es este lugar, cuando alguien me atrapa por la cintura y me levanta.

—AAAH, SUÉLTAME —Grito moviéndome para que me suelte.

—Que ruidosa eres, gritándome desde que te conocí. —Me relajo al escuchar su voz. Me suelta y me voltea hasta quedar de frente, mirando sus hermosos ojos ámbar.

—Tonto, me asustaste, pensé que me iban a secuestrar. —Enarca una ceja y se ríe en mi cara.

—¿Quién diablos te secuestraría aquí? Hay más seguridad que en la Casa Blanca.... Vale, no tanta, pero si hay mucha.

—Sí, claro, tanta seguridad que pudimos escaparnos al bosque y regresar sin que nadie supiese. —Ruedo los ojos.

—También es verdad. —Suelta una pequeña risita nerviosa.

Nos quedamos en silencio mirándonos a los ojos por unos segundos, y recuerdos de la noche anterior hacen que mis mejillas se sonrojen.

—¿Cómo dormiste? —Pregunta mientras sus manos acarician mis mejillas.

—No como hubiese deseado, pero bien... ¿Y tú?

—No dormí mucho, no dejé pensar en ti, en tu cuerpo bajo el mío, en tus deliciosos besos. — Dice con su vista fija en mis labios, mientras se acerca hasta rozarlos con los suyos. Nos besamos, un beso suave y largo.

—Ale, ¿te gustaría tener una cita conmigo luego de la competencia de hoy? —Pregunta cuándo nos separamos.

—Me encantaría. —Respondo sonriendo alegremente y puedo ver cómo le brillan los ojos al escucharme. Sonríe ampliamente y me da un corto beso en los labios.

Nos dirigimos juntos a la cafeteria y nos sentamos junto a los chicos, que ya se encontraban ahí.

—¿Cómo están para la competencia de fútbol chicos? —Pregunta Thalia.

—Somos los mejores, no tenemos de que preocuparnos. —Responde Gabriel con orgullo.

—Y luego dicen que yo soy la modesta. —digo con una nota de sarcasmo.

—Debo admitir que esta vez Gabriel tiene razón, nuestro equipo es el mejor de la facultad. —Añade Frank.

—Nosotras los apoyaremos desde las gradas. —Dice Sara y todas asentimos.

Luego de desayunar, los chicos van a entrenar antes de la competencia mientras nosotras vamos hacia las gradas para conseguir lugar en las primeras filas.

La competencia está por comenzar. Sara, que había desaparecido unos minutos, regresa con grandes carteles con frases de apoyo para los chicos, se me hace muy tierna su sonrisa alegre mientras viene hacia aquí.

—Aquí tienen, hice uno para cada una. —Dice y nos entrega los carteles. El de Thalia dice "Eres el mejor Gabriel", el de ella dice "Frank y su equipo ganarán" y el mío dice "Mi chico es el mejor, ánimo Diego"... «Espera, ¿qué?» Miro a Sara con incredulidad y ella me da una sonrisa de fingida inocencia.

—Las frases son una mierda, pero la intención es la que cuenta. —Dice Thalia y, aunque yo no digo nada, estoy de acuerdo con ella; Sara no tuvo mucha imaginación cuando los escribió.

—Es lo mejor que se me ocurrió y no tenía tiempo para ser creativa. —Se excusa Sara.

—Que vergüenza, mi cartel es el peor de todos, Diego no es mi chico, ¡que dirá cuando lo vea!—Me quejo.

—Le encantará, estoy segura. —Afirma Thalia.

El partido comienza. Todos van detrás de Frank que tiene el balón, se lo pasa a Gabriel y este corre hacia la portería; un chico del equipo intenta quitarle el balón, pero él hace una maniobra y se libra del chico, se lo pasa a Diego y este anota un gol. Todos nos levantamos de nuestros asientos para celebrar el gol y animarlos, alzamos los carteles para que ellos los vean.

Diego mira hacia mí y mis mejillas se encienden cuando noto que está leyendo mi cartel. Sonríe ampliamente y me lanza un beso para luego correr a su lugar.

El partido termina tres a cero, a favor de ellos. Compiten los otros dos equipos y ganan los de cuarto año, que tendrán que jugar contra el equipo de los chicos.

El partido avanza reñido, el marcador está dos a dos. Diego corre con el balón, cuando un chico del otro equipo lo derriba, el árbitro marca falta. Veo como Diego se agarra el tobillo con dolor y mi preocupación me hace levantarme y correr hacia una esquina del campo.

—¡Vamos Diego, tú puedes! —Grito lo más alto que puedo para que me escuche. Gira su cabeza hacia dónde estaba sentada en las gradas, y se asombra al ver que no estoy allá sino aquí en el campo.

Se levanta con cuidado y cojea un poco, pero al caminar se va recuperando y sin esperarlo corre hacia donde estoy. Al llegar a mí, me besa con pasión. Sus labios se mueven expertos sobre los míos y su lengua se abre paso en mi boca, derritiéndome con cada movimiento. Se separa un poco para verme a los ojos, me mira con tanta intensidad, que mi corazón no puede dejar de latir desbocado.

—Se mi novia. —Me quedo sin aliento ante su inesperada petición. —Concédeme la dicha de ser tu novio y te prometo hacerte la mujer más feliz del mundo.

—Y-yo... Sí quiero ser tu novia. —Respondo sin dejar de mirarlo, él sonríe y me vuelve a besar para regresar al partido, dejándome con la respiración agitada, las manos temblorosas y el corazón queriendo salir de mi pecho. «Somos novios, ¡SOMOS NOVIOS!»



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¡Hola amores! Espero les haya gustado este nuevo capítulo. 🤗

No a ustedes, pero a mí me emocionó la inesperada petición de Diego.
Si les gustó no olviden dejar su voto 🌟.

Esperen próximas actualizaciones. Los quiero XOXO 😘

Cambio de Planes©️✔️Where stories live. Discover now