Capitulo 11

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NARRA DIEGO

Ya he perdido la cuenta de los tragos que he tomado, no he hecho otra desde que llegué. Me siento impotente; desde que llegó Fanny todo se arruinó, cada vez que me acerco a Alejandra para explicar las cosas, ella me ignora, o me dice que no quiere saber. En parte la entiendo, todo iba bien entre nosotros y un minuto después se entera de que tengo novia, yo reaccionaria igual, pero es que las cosas no son como ella piensa y no me deja explicarle. Aún no logro sacarme de la cabeza su mirada cuando Fanny me besó; nunca había visto tantos sentimientos juntos en una mirada como aquel día, y desgraciadamente ninguno era bueno, solo dolor, decepción y odio.

Fanny y yo estamos juntos hace 2 años, pero hace meses que no siento lo mismo que antes. He intentado cortar con ella, pero siempre usa algún que otro chantaje emocional y termino cediendo, ella no está muy bien de la cabeza y he temido que haga alguna locura. Pero ya no puedo seguir con esto, desde que vi a Ale en ese avión me he sentido atraído por su belleza, y luego de verla nuevamente en la residencia no pude evitar querer conocerla, es dulce, tímida, divertida y está un poco loca... es perfecta.

Nuestro baile... tan intenso y sensual, cuando se volteó no pude ocultar mi sorpresa, esa chica tímida me había provocado una erección en menos de 2 min, por no hablar de ese beso tan delicioso que nos dimos en el parque. Pero ahora estoy aquí, como un viejo borracho sentado en la barra.

Muero por bailar con ella, susurrarle lo hermosa y sexy que se ve, y besar esos labios tan suaves que tiene. Estoy por hacerlo hasta que veo que un chico se pega a ella, ya la he visto antes con él en el parque, me hierve la sangre al verlos juntos, estoy celoso por primera vez en mi vida.

Veo como el tonto sale a responder su teléfono y no puedo evitar hablarle...

—Veo que no pierdes el tiempo... ¿Ahora sales con ese nerd? —Voltea a verme.

—Te recuerdo que tú también eres un nerd. —Le sonrío divertido.

—Es cierto, pero yo soy un nerd muy sexy. —Bufa blanqueando los ojos.

—Sí, claro, como digas.

—¿Aún no respondes a mi pregunta?

—No es algo que deba interesarte.

—Quiero saber, ¿te gusta él? —Clava sus hermosos ojos en los míos.

—¿Y qué si así fuera? Es un chico muy dulce... y también es muy sexy. —Sé que dice eso último para provocarme.

—A ti no te gusta él, lo sé.

—¿Cómo estás tan seguro?... Él sí me gusta.

—No te gusta y lo sabes... Te gusto yo. —Se levanta para marcharse, pero la agarro del brazo.

—Suéltame, ya no quiero seguir hablando contigo, no sé siquiera porque lo hice hace un momento. —Trata de zafarse, pero no la suelto.

—¿Vas a seguir huyendo como siempre? —Pregunto molesto, ella también lo está, lo puedo notar en su expresión.

—No estoy huyendo, solo no quiero verte ¿Es que no lo entiendes? —Alza la voz.

—¿Y tú no entiendes que necesito hablar contigo? Déjame explicarte como son las cosas. —Alzo la voz también.

—No quiero.

—No te soltaré hasta que me escuches. —Ella resopla.

—Pronto volverá Marcos y tendrás que soltarme. —Sonrío de lado.

—Eso ya lo veremos. —Tiro de su mano, y la arrastro por la puerta trasera hasta llegar a la parte de atrás del anfiteatro, se resiste al principio, pero se rinde al ver que no puede detenerme. La suelto y hace ademán de irse, pero la acorralo contra la pared. Nuestros ojos conectan y me contengo las ganas de besarla, estamos demasiado cerca y puedo sentir su aliento en mi rostro.

—Me vas a escuchar. —Le digo y mi voz sale ronca.

—Tienes cinco minutos, ni uno más. —Asiento satisfecho y me separo un poco para comenzar a explicarle.

—Verás... Stephanie es mi novia hace 2 años, pero últimamente yo no sentía lo mismo que antes, quería dejarla pero al final no lo hacía. Pero luego te conocí, pasamos tiempo juntos y comenzaste a meterte en mi cabeza, tanto que ya estaba seguro de que no quería seguir con ella y quería intentar algo contigo. - sus labios se elevaron en una pequeña sonrisa que intento ocultar fallidamente, esta chica me encanta.

—... Hablé con ella el día después de que nos besamos y le dije que quería terminar nuestra relación, pero me convenció para que esperara que estuviese aquí para hablar de frente. Luego ese día llegó y me besó como si nada pasaba y tú lo viste todo. Sé que debí contarte, pero creí que ese tema estaba resuelto... lo siento.

Se queda callada un momento, procesando todo lo que le he contado, hasta que reacciona.

—Bien, supongamos que todo lo que me cuentas es cierto. —La corto.

—Lo es. —Asiente.

—Listo, pues te perdono; supongo que las cosas no siempre salen como planeamos, y yo soy testigo de ello. —Le sonrío abiertamente y no puedo contenerme más, quiero besarla hasta quedarnos sin aliento. Cuando estoy a punto de rozar sus labios, ladea la cabeza. «¿Me ha hecho la cobra?» Es la primera vez que alguien me niega un beso.

—Que te perdone no significa que puedas besarme, si quieres podemos ser amigos como lo soy de Gabriel y Frank, pero no volverá a pasar nada entre nosotros. —Me siento un poco decepcionado, yo no quiero solo su amistad.

—¿Por qué? —Alcanzo a pronunciar.

—Porque no quiero, además, aún tienes novia.

—Cada vez que quiero hablar del tema, ella se hace la desentendida y huye, pero cuando vuelva el lunes hablaré con ella, esta vez no escapará.

—Sí, claro, como sea, eso no me interesa. —Blanquea los ojos.

—No fui el único que mentí. —Veo confusión en su rostro. —Ahora mismo acabas de mentirme, tú sí quieres que te bese. —Sus mejillas se tiñen de un color rojizo que la hace ver adorable incluso con ese vestido tan sexy que lleva.

—No es cierto, no quiero besarte. —La pego contra la pared tomándola por sorpresa, paso mi nariz por su cuello acariciándolo y siento como su piel se eriza.

—¿Estás segura? —Susurro en su oído. —Porque yo sí muero de ganas por besarte.

—N-no q-quiero. —Muerdo su lóbulo izquierdo y escucho un pequeño jadeo salir de sus labios.

—Tu cuerpo no dice lo mismo. —Dejo pequeños besos desde su cuello hasta llegar a su mejilla.

—Diego... d-detente. —Susurra casi inaudible.

Paso delicadamente mi pulgar por sus labios y la miro a los ojos; su boca pide que me detenga pero sus ojos me piden a gritos que la bese. Me acerco para juntar nuestros labios, pero una voz nos interrumpe.

—¡ALE! —Es el estúpido que estaba con ella antes, la está buscando. Ella me separa aprovechando la distracción y se va, no sin antes voltear a verme.

—Solo amigos ¿ok? —Levanto las manos en son de paz y ella se marcha para volver a la fiesta.

Eso ya lo veremos.

Cambio de Planes©️✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora