Cuando la mirada de dos niños se encuentra, inicia una historia...
Denisse y Allan son vecinos desde hace muchos años, ella se enamoró a primera vista, pero él no sintió lo mismo, más bien lo contrario.
La insistencia de una niña se vuelve la tenac...
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Es víspera de navidad y al fin puedo respirar luego de un año súper duro y ajetreado, pero feliz de que al finalizar el segundo semestre soy la primera de mi clase. Les he dicho a Dante y a otros amigos de la facultad que me reuniría con ellos en una pequeña fiesta por ser Nochebuena.
Esto es muy extraño, nunca he ido a una fiesta y estoy muy nerviosa por asistir a esta, conozco a muchas personas y me siento cómoda conmigo misma pero eso no quita los nervios por hacer algo mal o dejarme en ridículo delante de todos. Aunque para eso está Dante, siempre le gusta burlarse de mí, pero se lo dejo pasar solo porque él dejo pasar mi pequeño lapso en el que Allan estuvo en mi cuerpo y lo trato muy mal.
Es el mejor amigo que jamás creí que tendría y estoy feliz de haberlo encontrado, a pesar de que aún me usa para su tarea, y aunque lo ayudo no se lo hago fácil, él debe esforzarse para conseguir mis apuntes. Y aunque mi mamá y Gis creen que es mi novio, nada más lejos de la realidad, la verdad es que yo en un momento lo considere, pero rápidamente me di cuenta que es un coqueto empedernido e inmaduro, definitivamente no es material para ser mi novio o el novio de nadie, sin contar que debemos agregar que no me ve de esa manera y yo tampoco a él.
Me visto con un vestido negro corto y medias rojas gruesas, botines bajos negros y una chaqueta de mezclilla oscura, me veo al espejo y creo que me veo muy bien, la moda nunca ha sido mi fuerte pero creo que con lo que me sienta cómoda está bien. La comodidad ante todo.
Se supone que Dante pasaría por mí en media hora, en ese tiempo que aún me resta decido maquillarme un poco, tampoco soy un as en esto, solo lo básico; crema con color, un poco de rubor, un labial rojo para que convine con mis medias y rímel. Me acomodo las gafas sobre el puente de la nariz y sonrió, me veo y me siento muy bien.
Salgo del cuarto que tengo en casa de mi papá y lo encuentro en la sala viendo un documental en la televisión, se ve muy concentrado, pero se bien que está enojado, no quería que fuera a la fiesta y mucho menos que Dante me llevara y me trajera, pero le insistí tanto y tuve que usar mis notas para persuadirlo y al final, aunque no sin reticencia, acepto.
- Papá, Dante ya viene de camino – le enseño su mensaje, y él solo responde con un gruñido. – ¿de qué trata? – le pregunto señalando la pantalla.
- Sobre los faraones de Egipto – vemos un rato la televisión en silencio, hasta que no lo soporta más y empieza a hablar sobre el documental - ¿sabías que el... - una irritante bocina de auto en la calle lo interrumpe, le sonrío mientras esperamos que la bocina se silencie, el problema es que no se calla y también escucho que gritan mi nombre.
- Ese sería Dante – corro a mi habitación por mi bolso y cuando salgo mi papá le está diciendo a Dante que entre – ¿papá, podríamos hacer esto después? es que llegaremos tarde.
- Las fiestas son flexibles en su hora de inicio – me dice mientras Dante entra – enséñame tu identificación.
- ¿Papá? – pregunto un poco asustada. – mamá ya lo conoce y me ha dejado salir con él antes.
