Enamorándome de mi peor enemigo | EMPE #1 | Stiles Stilinski

6. En el hospital con Stilinski

La semana siguiente, me dirigía a mi clase de historia universal. Cuando vi al alguacil Stilinski, o sea, el papá de Stiles en el pasillo.

―Mia, ¿cómo estás? Hace mucho que no te veo ―me dijo.

A pesar de que Stiles y yo jugamos a matarnos con las miradas, su papá me trataba muy bien. De hecho, el papá de Stiles era genial. Me ayudó mucho luego de la muerte de mi madre, es posible que, porque él había perdido a su esposa y Stiles a su madre, él supiera lo duro que era para mí la situación.

―Muy bien, señor, ¿cómo está usted? Es raro verlo en el colegio.

―Asuntos confidenciales ―respondió―. Y, estoy muy bien.

― ¿Qué asuntos? ―me arriesgué a preguntar.

―Estás pasando mucho tiempo con mi hijo, ¿no? Su curiosidad se te está pegando.

Oh no, jamás querría pasar tiempo con Stiles.

Antes de poder responderle, apareció el director. Ambos me vieron como diciéndome que me vaya.

―Bueno, tengo que ir a clase. Hasta luego, fue un gusto verlo.

¿Qué puedo decir? Los padres siempre me adoran, no puedo llevarme mal con ellos. Excepto con el mío. Pero ese es un caso aparte.

Bajé las escaleras y me encaminé a mi clase de historia universal. Hoy hablaríamos sobre la primera revolución industrial.

Sentí que algo me tomó del brazo y me jaló a un lado.

― ¿Qué diablos quieres ahora? ―le pregunté a Stiles.

― ¿Qué te dijo mi padre?

―Nada, solo lo saludé.

― ¿De qué está hablando con el director?

― ¿Qué se yo? ―dije soltándome de su agarre y alejándome de él.

¿No puede haber un solo día en el que Stiles no me saque de quicio?

💙

No planeaba pasar mis horas después de clase en el hospital, no, no, no. Planeaba hacer mis tareas y luego terminar mi libro, pero Lydia tenía otros planes para mí. Así que ahora estábamos esperando a que Jackson saliera de su consulta.

Al parecer, se había golpeado el brazo mientras entrenaban lacrosse. Obviamente fui la última en enterarse, pero estoy segura de que no tenía nada grave. Es decir, es Jackson, a él nunca le pasa nada.

― ¿Al menos podrías considerar dejar de usar tus grandes gafas y ponerte los lentes de contacto? ―me preguntó Lydia.

―No quiero usar lentes de contacto, te lo he dicho mil veces.

―En la fiesta los usaste.

―Sí, pero solo porque habíamos hecho un pacto. Ahora mismo no quiero usar otra cosa que no sean estas 'grandes gafas'.

―Algún día, cuando te guste alguien, querrás cambiar.

―No quiero cambiar. Cuando le guste a alguien, me querrá tal como soy.

―Esos son solo cuentos de hadas.

Rodé los ojos.

En ese momento Lydia recibió una llamada. ―Es Kelly, por fin, he estado muriendo por saber qué es lo que pasó luego de... ―miró mi expresión que, claramente, decía '¿crees que me importa?'―. Contestaré esto por allá ―se puso de pie frente a mí y habló con Kelly apoyada a una pared. Algo lejos de mí.