8.

2.5K 203 26
                                    


————————

CAPÍTULO OCHO
El feto

————————

[ "Jacob"]

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

[ "Jacob"]

Llevaba por lo menos cinco minutos viendo como Lizzie daba vueltas en la cocina. Frank había hablado con Joe y aparentemente, lo había hecho entrar en razón. Era normal para un recién transformado el odio hacia los vampiros.

Lizzie estaba preocupada por Bella. Lo sabía. Lo sentía. Sentía su preocupación desde lejos. Además, las muecas que hacía, como se tiraba de los bucles de forma distraída, como casi se golpeaba con la isla de la cocina, todo eso me lo confirmaba. Esta profundamente preocupada.

—Quieres ir a verla, —hablé, luego de minutos en silencio, provocando que dejara de andar. —¿No es así?

Dirigió su mirada marrón a mí y mordisqueó su labio inferior. Bingo.

—¿Vendrías conmigo?

—Amor, ya te he dicho que iré a donde tu vayas. —respondí, mientras me acercaba a ella y la tomaba de los brazos. Besé su frente. —Aunque no me haga gracia, iré contigo.

Asintió con la cabeza y ambos salimos de casa. En el fondo, no me hacía demasiada gracia, puesto que no era muy fan de los vampiros y su horroroso tufo. Pero a Lizzie le importaban los Cullen, le importaba Bella y todo el daño que se pudiera hacer al matar a uno de ellos. Y si a mi mujer le importaba, a mí también.

No tardamos en recibir en pleno rostro el impacto del hedor. Puaj. Asquerosos vampiros. El estómago me dio un leve vuelco. Pero Lizzie se mantuvo como si nada, como si aquel olor a tomates putrefactos no le estuviera ardiendo en la nariz. Y la envidié. Por supuesto que lo hice.

Percibimos una nota de tensión y enfado en los murmullos que se levantaron al otro lado de la entrada. Había alguien en la casa. Fruncí el ceño al escuchar nuestros nombres, mientras los labios de Lizzie formaban una línea. Igual pensaban que veníamos a atacarlos, y eso a mi mujer no le hacía demasiada gracia. Nos plantamos en las escaleras de la entrada de un brinco.

El doctor abrió la puerta sin darnos ocasión a aporrearla con el puño. Permaneció en el umbral, mirándonos con gesto grave.

—Hola, Liz, Jacob. —saludó con más calma de la que podría haberme imaginado. —¿Cómo estáis?

Miré de reojo a Lizzie, puesto que no sabía muy bien que decir.

—Hemos oído que Bella ha llegado.

—Esto, Liz, Jacob, este no es el mejor momento, de verdad. —el medicucho parecía algo incómodo, pero no demasiado. —¿Podemos encargarnos de esto más tarde, chicos?

SoulMate ↯ Jacob Black ✓Where stories live. Discover now