Rompiendo mis reglas #1 © (Versión 2021)

37 | Una desagradable sorpresa

❝ Una desagradable sorpresa ❞

Barcelona, España

17 de Abril del 2017

Anheli

Siento mis párpados realmente cansados, los aprieto acumulando la poca fuerza que tengo pero débilmente frunzo el ceño al no entender por qué no podía abrirlos al instante. Mi cuerpo se siente como si hubiese sido aplastado por un camión y mi cabeza palpita a cada instante mandando fuertes dolores a todos los músculos de mi cuerpo.

Intento mover mis manos pero el dolor que llega con el movimiento me hace soltar un quejido al sentir una aguja en el dorso de mi mano derecha. Nuevamente hago el esfuerzo de mover cualquier parte de mi cuerpo pero una mano se coloca encima de la mía para detenerme.

—No te esfuerces tanto, preciosa —susurran en mi oído y ahogo un quejido al intentar mover las comisuras de mi boca en una sonrisa.

Entreabro mis labios y los siento totalmente secos, hasta podría decir que se encuentran un poco agrietados. No encuentro mi voz pero no me detengo hasta poder decir algo.

—Cristian —murmuro débilmente y esta vez si logro abrir mis ojos, aunque sea un poco antes de que la iluminación de la habitación me obligue a cerrarlos nuevamente.

Parpadeo lentamente para poder acostumbrarme a la luz y mi vista se encuentra un poca borrosa por haber estado tanto tiempo sin abrir mis ojos, exactamente no sé cuánto pero si fue mucho tiempo para estar de esta manera.

Mi vista se enfoca y al fin puedo ver el rostro de Cristian en perfectas condiciones quien se encuentra con un gesto preocupado y noto unas cuántas lágrimas retenidas en sus ojos. El pelinegro me sonríe abiertamente y se le escapa un jadeo junto al llanto que llega luego de notar que lo estoy mirando fijamente con el ceño fruncido, sin entender qué pasaba.

Cristian se acerca rápidamente hacia mí y deja varios besos por todo mi rostro, los cuales recibo gustosa demostrando una pequeña sonrisa.

—Te demoraste mucho en despertar, mi amor —dice con su voz entrecortada y mi mente más confundida que ahora no se puede encontrar por sus palabras.

—¿Demorar? —mi pregunta sale débil pero el tono de voz que uso es una clara señal de que necesito que me explique antes de que empiece a desesperarme.

Mi novio suspira cabizbajo pero luego alza la mirada para darme un beso en la frente y pegar la suya contra la mía, con los ojos cerrados.

—Estuviste dormida por más de una semana, preciosa —dice con cautela.

—¿Pero cómo-

Mi voz decae al no querer volver a repetir esas palabras y dejo la mirada en el techo para intentar recordar algo, lo que sea, antes de desmayarme. Mis recuerdos son vagos y mi cabeza duele cuando intento nadar en lo más profundo entre mis pensamientos que no hacen más que inquietarme.

Solo recordaba estar en el cuarto de Cristian, me había parado de su cama para agarrar un espejo y verme a través de él en un acto de cobardía pues no dejaba de sentir lástima por mí misma. Luego Cristian llegó a la habitación con un folder en sus manos, diciéndome que eran los resultados de las pruebas.

«Él entregándome las hojas.»

«Yo leyendo toda la información.»

«El resultado.»