Extra | El juicio

12.2K 851 476
                                    

El juicio


Barcelona, España

23 de Mayo del 2017

Indira

Termino de colocarme el labial rojo sobre mis labios y paso mi dedo por la comisura de mi boca para quitar un poco el exceso. Me detallo una vez más en el espejo que hay en la habitación de Rodrigo y acaricio mi cabello mientras veo mi atuendo para hoy.

Hoy era ese día.

El día del juicio.

El día que volvería a ver a Duncan después de meses de no saber nada de él. La última vez que lo vi fue el día que logré de huir de mi casa, escapando de sus golpes. Trago saliva de manera brusca al ver pasar esos recuerdos dolorosos por mi mente, recuerdos que desde hace mucho he querido borrar pero no lo lograba.

No hasta que él apareció.

No hasta que la vida supo valorar mi esfuerzo y colocó en mi camino a un hombre como él.

Como Rodrigo Ortega.

Aún recuerdo el primer día que nos vimos en la casa de Cristian, el día que Anheli sufrió la fractura de su tobillo y él la revisó. De todos los primos Ortega, él era el que más me cautivó con su belleza pero a la vez con esa curiosidad que otorgaba al verlo tan callado, serio, hasta intimidante.

Mi boxeador, que para toda su vida, siempre ha estado con los guantes puestos.

En todos los aspectos de su vida.

Como si estuviese siempre preparado, en guardia y a dar el primer golpe si fuera necesario.

Arreglo mi blazer blanco que está del mismo color con todo mi atuendo. Iba vestida con un pantalón de vestir blanco hasta la cintura, una blusa dentro de la cinturilla y mi blazer.

Unos toques en la puerta me distraen de mi reflejo y a través del espejo, puedo ver a Rodrigo con los brazos cruzados, apoyado en el marco de la puerta, también vestido de manera formal. Muerdo mi labio inferior al notar lo bien que se veía con esa ropa.

El pantalón le marcaba muy bien las piernas formadas y la camisa blanca que llevaba, solo dejaba ver el cuerpo bien esculpido que tenía mi novio.

Novio.

Nunca pensé que podría llegar a decir esa palabra en mi mente sin la necesidad de sentir ansiedad ante ese sustantivo. Simplemente no me podía creer capaz de que en lugar de insultos, golpes y humillaciones, estaría recibiendo piropos, mimos y palabras de aliento por parte de una persona que no fuera Duncan.

Realmente estaba agradecida con la vida.

—Estás muy guapa, morena —dice Rodrigo a mis espaldas y sonrío por la palabra en que se refiere a mí.

Muchas veces las palabras de Duncan eran tan humillantes hasta el punto de hacerme sentir mal por mi color de piel, pero con Rodrigo, con él era todo diferente. Ya no sentía verguenza de nada y empecé a quererme como siempre lo hice antes de mi relación con Duncan.

Lo hice por mí y porque Rodrigo fue paciente.

Él notó lo dañada que estaba y es por eso que, antes de que empezáramos a salir, él me pidió que volviera a ser yo misma, la mujer que estaba orgullosa de quién era, y eso fue lo que hice. No fue por él, pero si me dio el empujón que necesitaba para volverme a amar.

Rompiendo mis reglas #1 © (Versión 2021)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora