Capítulo 1

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Taki

Habían pasado cuatro años desde que había despertado en aquella montaña en el desaparecido pueblo de Itomori. Todavía seguía sin comprender muy bien qué hacía allí y que había pasado con Okudera y Tsukasa pues estaba completamente solo y ellos volvieron a Tokio sin mí.

Tras eso, Okudera se marchó fuera de la capital y yo empecé la universidad por lo que me centré completamente en la carrera que elegí. Me decanté por arquitectura ya que, después de informarme de todo lo ocurrido en Itomori, creía que era necesaria la construcción de unas infraestructuras que pudieran protegernos de desastres naturales más allá de terremotos pues a la vista estaba de que Japón, a pesar de ser uno de los países más seguros del mundo, no pudo prevenir la rotura del cometa y, con ello, la destrucción de un pueblo entero, en el que vivía alguien que parecía especial para mí.

Desde que volví de Itomori, mi vida había avanzado lentamente. Mis días se resumían en ir a clase, trabajar en el restaurante y, cuando libraba, quedaba con mis amigos para ir a alguna cafetería.

Lo único que varió un poco fue que cada día que pasaba llovía más y salía menos el sol, a pesar de estar en pleno agosto, llevábamos sin ver el sol más de una semana por no hablar del tiempo que llevábamos sin tener días completamente estivales y veraniegos.

Como consecuencia del cambio climático, mi abuelo acabó falleciendo y hoy, al cumplirse un año de su pérdida, estaba yendo de camino a visitar a mi abuela para celebrar el Obón juntos. Cuando llegué a casa de mi abuela me llevé una extraña sorpresa pues había dos adolescentes y un niño junto a ella en el patio de la casa de mi infancia. Según me explicó mi abuela, Hina, la jóven, era una chica que hacía salir el sol y, a la vista está, que lo consiguió.

Mientras conversaba con los invitados de mi abuela, no pude evitar fijarme como Hodaka miraba a Hina, a pesar de su corta edad parecía que él había encontrado lo que yo llevaba buscando cuatro años. Yo también quería encontrar a mi chica sol, aquella que me hiciera sonreír incluso en los días que más llovía.

Merendamos un poco de sandía los cinco aprovechando que Hina había hecho salir el sol y, cuando terminamos, los adolescentes se marcharon.

- ¿Estás bien, hijo? - se preocupó mi abuela.

- No lo sé, abuela - sonreí - tengo la sensación de que conocí a alguien especial hace muchos años pero no recuerdo ni su nombre ni su aspecto. Me levanto con la sensación de que me falta algo pero nunca lo encuentro. Después de ver como Hodaka miraba a Hina creo que lo que yo busco es a ese alguien especial, esa persona que me haga sentir completo.

- Y te llegará, creeme - me cogió de la mano mi abuela - eres muy buen chico, tarde o temprano llegará esa persona especial para ti - sonrió.

A pesar de lo que dijo mi abuela, los días seguían pasando y esa persona seguía sin llegar. Acabé graduándome en arquitectura y, a diferencia de mis amigos, ninguna empresa me aceptaba. Comenzaba a desesperarme ya que la vida no me sonreía en ningún aspecto pues tenía veintidós años, no tenía trabajo estable y seguía viviendo con mi padre.

Cada entrevista a la que iba me decían lo mismo, incluso a veces me miraban como si estuviera loco cuando les presentaba mi idea. Tras una quedada con mis amigos, me escribió Okudera para vernos. Acudí a su encuentro y, tras una conversación bastante distendida, ella se marchó, aunque antes me dijo que fuera feliz mientras agitaba su mano izquierda, en la cual había una alianza de recién casada, ella también había encontrado a esa persona especial.

Tras encontrarme con Okudera, decidí volver a casa caminando. Mientras andaba no dejaba de pensar en lo que podría haber pasado hace cinco años para que Okudera se distanciara de mí. Ella me gustaba mucho, incluso habíamos tenido algunas citas pero, después de volver de la excursión que hicimos junto a Tsukasa, ella se cambió de ciudad. Finalmente, tras mucho pensarlo, llegué a la conclusión de que mis sentimientos hacia mi antigua compañera eran correspondidos pero hubo algo o, más bien, alguien, que hizo que esos sentimientos cambiaran y desembocó en que Okudera se marchara definitivamente de Tokio.

MusubiWhere stories live. Discover now