Capítulo 5

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Taki

Había quedado con Mitsuha en recogerla a mitad de tarde para hacer algo juntos antes de ir a cenar con Saya y Teshi. Estaba algo nervioso ya que era la primera vez que iba a tener una cena de parejas y no sabía muy bien como comportarme o qué hacer, solo esperaba que los amigos de mi novia lo comprendieran y no tuvieran muy en cuenta mis nervios.

- ¿Vas a salir? - me preguntó mi padre y asentí - ¿te espero para cenar?

- No, cenaré fuera - respondí.

- Últimamente sales mucho, solo vienes a dormir - dijo - espero que la traigas por casa algún día y me la presentes - sonrió. Noté como mi cara comenzaba a arder, lo que hizo que mi padre riera a carcajadas - no la cagues, parece buena chica y se te ve feliz. Me alegro mucho por ti, hijo - salió de mi habitación. Terminé de vestirme y salí de casa.

El camino hacia la casa de mi novia se me hizo eterno, tenía muchas ganas de verla y estar con ella. Hoy hacíamos un mes juntos, un mes desde nuestro primer beso y, desde ese día, no había parado de besarla y quería hacerlo por el resto de mi vida. Finalmente llegué al bloque de apartamentos de Mitsuha y llamé al portero, me abrió y me invitó a subir a su casa.

- Ya acabo - sonrió mientras que yo la miraba de arriba a abajo - ¿no te gusta como voy? - negué con la cabeza.

- Estás preciosa - sonreí y la besé. Llevaba una falda larga con una blusa y se había recogido el pelo con la cinta trenzada que llevé en mi muñeca durante mucho tiempo.

- Tú también estás muy guapo - se ruborizó.

- Qué va, solo llevo unos pantalones vaqueros azules, una camisa blanca y una americana azul marino - respondí.

Mitsuha negó con la cabeza sonriente y entró al baño para terminar de arreglarse. Al cabo de cinco minutos acabó y salimos de su hogar.

- ¿Qué propones por nuestro primer mes juntos? - me preguntó picarona - espero que, como buen novio que eres, hayas preparado algo porque sino... - rió.

- Obviamente - dije con satisfacción - señorita Miyamizu, debido a su afición o, más bien, obsesión con las cafeterías, iremos a una de las mejores de Tokio para disfrutar de una buena merienda y, por cierto, esto es para ti - saqué de mi bolsillo un papelito que había escrito previamente de mi puño y letra. Mitsuha lo abrió.

- Me encanta - se emocionó. Había escrito lo mismo que le escribí la noche que cayó el cometa en Itomori - y, Taki, yo también te quiero - se sonrojó. Me acerqué a ella y, a pesar de estar en pleno centro de Tokio, nos besamos - por muchos más meses juntos - sonrió al acabar el beso.

- Por una vida juntos - corregí.

Mitsuha asintió emocionada y cogió mi mano. Caminamos por las céntricas calles de la capital del país hasta llegar a la cafetería a la que quería llevar a mi novia. Entramos y nos sentamos en una mesa, Mitsuha pidió un gran plato de tortitas con sirope de fresa, con nata y fresas. Lo remató pidiendo un batido. Yo me pedí un café.

- ¿No quieres nada de comer? - me preguntó mi novia.

- No, cenaremos en un rato - sonreí - además, habías dicho que las tortitas eran para compartir - entrecerré los ojos para mirarla.

- Bueno... no prometo nada - rió - ya sabes que tengo un problema con los dulces.

"Demasiado bien" pensé sonriendo. Cuando nos trajeron lo que habíamos pedido, Mitsuha, como hacía desde el día que la conocí, le hizo una foto antes de comérselo. Esto a mí me hacía sonreír y me hacía entender el porqué tenía tantas fotografías de comida en mi teléfono hacía cinco años. Seguimos merendando mientras mi novia me contaba sus batallitas con su pareja de amigos, se la veía feliz cuando hablaba de ambos. Conforme terminamos de merendar, pagué la cuenta y nos marchamos.

MusubiWhere stories live. Discover now