Capítulo 9

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Taki

Sabía bien que Mitsuha no se había creído del todo la mentira que le había dicho pues nunca antes le había pedido que me acompañara a revisar un edificio y, menos aún, lo había hecho un sábado.

- ¿Seguro que vamos a ver un edificio? - me preguntó de camino a Itomori - de normal no sueles trabajar los fines de semana...

- Sí, vamos a revisar una obra. Mi jefe intentó venir ayer pero no pudo por lo que me ha enviado a mí. Cree que, después de dos años, ya es hora de darme más responsabilidades dentro de la empresa y, también, es su manera de hacerme entender que está contento conmigo y con mi trabajo.

- Vale, si tú lo dices me lo creeré - sonrió - pero este camino me recuerda al que hicimos cuando salimos de Itomori después de lo del cometa. Además, viendo la hora que es, llegaremos al atardecer, no creo que sean las horas más idóneas para revisar un edificio.

- Eres muy desconfiada - dije - dormiremos en la ciudad a la que vamos y, mañana, revisaré la obra. Pareces tú más preocupada por mi trabajo que yo - reí.

- Está bien, entonces te creo - dijo.

Seguí conduciendo mientras no dejaba de darle vueltas a todo. En mi bolsillo estaba el anillo de compromiso que le daría a Mitsuha, el cual me había cedido su abuela ya que había pertenecido a la familia materna de mi novia. Desde que fui secretamente al pueblo de Mitsuha para pedir la bendición de su abuela, de su padre y de su hermana, la señora Hitoha me había transmitido la ilusión que tenía que Mitsuha llevara el anillo que había pertenecido a su madre. Yotsuha, igual que Hitoha, estaba pletórica de felicidad de que le pidiera matrimonio a Mitsuha, todavía me dolían las costillas del abrazo fuerte que me dio.

A diferencia de su abuela y de su hermana, Toshiki, ni estuvo de acuerdo ni en desacuerdo, aunque, bajo mi punto de vista, parecía que estaba más en contra que a favor de cederme la mano de su hija.

- Aunque lleves dos años con mi hija, sigues sin gustarme, Tachibana - me dijo mientras estábamos tomando café en un lugar cercano a su trabajo - pero si quieres casarte con ella, no seré yo quien se interponga ya que lo único que me llevaría serían problemas y reproches. Haz lo que quieras, Mitsuha es libre de estar con quien quiera por lo que si quieres casarte con ella, hazlo pero no esperes que yo salte o llore de la emoción dado que no me hace nada de gracia pero, bueno, es vuestra vida, vosotros veréis. No me extrañaría que en unos años os divorciarais.

- No creo que eso suceda, Toshiki - respondí - y la intención que tengo de casarme con Mitsuha es firme y nada me hará cambiar de opinión. Le pediré a tu hija que se case conmigo y, si acepta, me casaré con ella y, te garantizo que será el mejor día de mi vida - me levanté para irme aunque paré antes - corrijo, creo que el mejor día de mi vida será cuando le demos la bienvenida a nuestro primer hijo. Se lo pediré este sábado en la montaña que rodea el santuario Miyamizu en Itomori, si acepta, nos casaremos enseguida. Obviamente estás invitado, si no quieres ir lo entenderemos. Gracias por nada, Toshiki - acabé y me marché.

Mientras recordaba el día que pasé en el pueblo de la familia de Mitsuha, llegué a la salida que quería. Indiqué que iba a salir de la carretera, miré el reloj y sonreí. Todo iba según lo había planificado. Paré en una zona de paso y saqué una venda.

- Dormiremos en un lugar sorpresa - le dije a Mitsuha para pedirle que se cubriera los ojos - por lo que quiero que lo veas una vez estemos allí, no antes.

- Esto es muy sospechoso - me miró detenidamente - no me huele muy bien pero, está bien, si te hace feliz, me pondré la venda.

Se la puse y retomé el camino hasta el santuario. Llegué a los pies del mismo y aparqué. Bajé a Mitsuha y la cogí en brazos. Llegamos a lo alto de la montaña cuando el sol estaba comenzando a esconderse por lo que era la señal para que yo me arrodillara, sacara el anillo y que mi hermosa novia se quitara la venda.

MusubiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora