"Tú tan fuego y yo tan decidido a quemarme" David Sant.
• ────── ✾ ────── •
Después de una dolorosa ruptura con su ex, Amalia cree que encontrar nuevamente el amor es un hecho imposible, por eso prefiere disfrutar al máximo y no preocuparse.
Hale...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
En el capítulo anterior
Él se pone de pie desinteresado— no te preocupes tu madre al igual que tu hermana me agradan. —Sonríe galante mientras me ofrece su mano— lista para salir o le tienes miedo al éxito.
Rio mientras le tomo de la mano— que chistoso —le digo sarcástica mientras ambos salimos de las casa.
Actualidad
— No soy una zorra —le aclaro a pesar de que no me pidió explicación— mami se confundió de época.
— ¿Época? —cuestiona divertido mientras estaciona el auto frente a la playa, al parecer el lugar al que me traería queda frente a la misma.
— Un lado oscuro de mi vida —le guiño el ojo mientras salgo del auto.
— Tu familia es muy unida —deduce con un aire algo aflijido.
— Si —concuerdo— aunque a veces es axficiante —bromeó cuando veo en sus ojos una especie de nostalgia.
— Debe ser interesante —Sonríe aunque la sonrisa no le llega a los ojos— y... ¿Te gusta el lugar? —miro a mi alrededor impresionada con lo hermoso que es. Un restaurante al aire libre con vista al mar, el local está lleno de personas en especial en el área exterior ya que tiene una terraza frente al mar donde tanto adultos como niños disfrutan de la vista.
— ¡Es increíble! —exclamo— ¿Viniste tu solo?
— Algo así —el nos guia hasta la terraza donde encontramos una mesa cerca del interior debido a que las demás están ocupadas— ¿Algo para tomar?
Es lo primero que dice cuando nos sentamos— piña colada.
Hale hace señas al mesero el cual llega de inmediato a tomar nuestra orden, al terminar se va despavorido dejándonos solos.
— Es un buen lugar para recrearse —comento.
— ¿No Habías venido por aquí? —interroga.
— Solo había pasado —respondo— aunque me alegra que me hallas invitado.
— A mi también —sonrio mientras lo veo sacar su teléfono y de forma repentina tomarme una fotografía— Estas hermosa —dice cuando mi expresión cambia a una confundida.
— Gracias aunque ya lo sabía —bromeo sintiéndome extraña pues me ha puesto nerviosa la forma en la que me mira.
