Al tocar tu piel

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—¿Te cuento algo Tamara?

—¿Qué pasó?

—Siempre que estoy contigo me pasa algo extraño. Es... Es como si me transportara.

—¿Transportara? ¿Cómo? No entiendo Kenia.

—Sí, al tocar tu piel, es como si pudiera ver todo lo que sientes. Es como si supiera todo lo que has pasado y vivido.

—¡No me digas! ¿Cómo es posible?

—No estoy segura, simplemente pasa. Me ha pasado algunas veces en el pasado, con otras personas, pero solo dos o tres veces.

—¿En serio?

—De verdad. Hace poco, creo que fue hace unos meses, cuando me saludaste. Me sentí muy triste, sentía como si algo muy malo hubiera pasado. Me dolía la cabeza, me dolía la mano izquierda, y me sentía muy, muy, muy angustiada. ¡Y lo supe porque antes me sentía genial! No entendía muy bien por qué, pero cuando me explicaste que habías tenido un accidente, que te habías lastimado el brazo izquierdo y la cabeza, y que tu hermano estaba en el hospital y te sentías muy triste, me di cuenta. Pensé que era solo una ilusión o mi pura imaginación. Pero, cuando nos despedimos, me volví a sentir normal.

—¡Vaya! ¿Y te había pasado antes? Dices que siempre que estás conmigo te pasa.

—En realidad, sí. No me había dado cuenta hasta ahora, pero cada vez que me sentía triste, y luego te saludaba (porque tú siempre estás súper feliz y animada), me sentía igual que tú, enérgica y alegre. O, cuando te sentías triste o débil, y yo estaba normal, también me sentía igual que tú.

—Qué extraño. ¿Será un súper poder? ¡Tienes un súper poder!

—No lo sé, no creo en los súper poderes.

—¡Vamos Kenia! ¿No has visto que a mí me pasa algo similar?

—Tienes razón, siempre te comunicas con Telepatía.

—¡Exacto!

—A lo mejor eres tú, no yo.

—Pero nunca nadie había sentido lo que yo siento de la manera en la que tú me platicaste. Incluso sientes mis dolores, ¿Cierto?

—Sí, hace unos días había comido demasiado, y estaba súper llena, pero cuando llegaste a mi casa, me dió una gran hambre, y luego me habías dicho que no habías comido, y cuando quise comer algo, ¡No pude! Seguía estando llena.

—¿Lo ves? Incluso me acabas de decir que te ha pasado con otras personas. ¿Habrá algún patrón? Quizá solo puedes sentir las emociones  y sentimientos de ciertas personas.

—O quizá, será porque nunca socializo. Sabes que eres mi única amiga, y mucho menos me gusta el contacto físico. Quizá sea porque tengo que tocar a las personas, así como me pasa al tocar tu piel.

—¿Y si hacemos una prueba?

—¿Qué?

—Vamos a un lugar público, o a la escuela, y buscas alguna excusa para tocar su piel. Puedes tocar sus manos, ¿No? Sería mucho más fácil si solo saludas o les das algún tipo de folleto.

—¡Estás loca!

—¡Ya sé! ¡Vamos a probarnos a las dos! Yo les digo telepáticamente que te saluden con la mano, y tú ves si sientes algo.

—¡Tamara! ¡Claro que no! ¡Odio estar en lugares públicos! ¡Hay bacterias, olores, sonidos, colores y tactos de todos tipos! Es demasiado para mí.

—¡Precisamente! ¡Es una señal! Seguramente es porque tu súper poder hace que todo lo percibas de una forma diferente, probablemente tú sientas más fuerte el transfondo de las cosas.

Treinta hisotrias para pasar el ratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora