Capítulo 4

88 38 20
                                    

Capítulo 4: Fantasmas del pasado

Emma


— No soy una niña — repliqué con enojo — Se cuidarme sola.

— Estás en peligro Emma.

Desde que llegué del lago me he pasado toda la tarde discutiendo con mamá. Solo quiero ir a la cafetería pero ella se niega. Lo justifica con que un <<encapuchado>> me está acosando.

— ¿Qué opina papá? — pregunto interesada.

Desde el suceso de ayer no se ha regresado a casa. Aunque eso es normal, el tiene mucho trabajo. Es abogado y eso es un deber muy importante. Pero siempre se mantiene comunicado con mamá, o eso creía.

— No hemos hablado desde ayer — responde con un tono de tristeza mientras desvía la mirada al suelo.

A veces siento un poco de lástima por ella. Somos una familia perfecta. Un esposo abogado que lucha por hacer justicia y trabaja demasiado para mantenernos. Una mujer ejemplar, dedicada al cuidado de su hogar, con total admiración y respeto hacia su marido. Y una hija en común, una adolescente perfecta, no se mete en problemas, saca buenas notas y adora a sus padres. Pero eso solo son apariencias, y joder...que si engañan. Definitivamente papá no es el mejor marido, en cambio no tiene mucho en cuenta a mamá, es muy misterioso y esconde muchos secretos, secretos oscuros, que aunque no los conozco, sé que ahí están. Por otro lado, mamá nunca ha sido muy cariñosa conmigo y es muy obediente y sumisa en cuanto a su marido. Y yo...yo definitivamente no soy perfecta, tal vez solo me oculto detrás de ese rostro de perfección para no mostrar mi verdadero yo. Porque no soy esa Emma que todos piensan, también tengo secretos, errores del pasado de los que me arrepiento, consecuencias inevitables que no puedo solucionar, pensamientos oscuros y eso...

Todos tenemos nuestros defectos, pero aún así somos unidos y nos queremos a nuestra manera, cada cual de una forma más rara y retorcida pero nos queremos. Al fin y al cabo todos portamos el apellido Jones.

— ¿Crees que le habrá pasado algo? — digo preocupada mirándome las uñas.

— Solo estará ocupado — lo justifica y se acerca al refrigerador y saca un jugo natural de mango, mi favorito.

Recuerdo que en vacaciones no los preparaba a Olivia y a mí. Cuanto la extraño. Niego con la cabeza volviendo a la realidad.

— Entonces, ¿me dejarás ir a la cafetería? — Seguí insistiendo más calmada y a la vez cogí un vaso para beber un poco de jugo — Pensé que ya habíamos superado la etapa de desconfianza.

Silencio.

Hubo un momento en mi vida en que mi madre controlaba todo y cada uno de mis actos. Cuáles eran mis amigos, a que sitios asistía y cosas así...Pero a los 15 años me le rebelé y le hice entender que entre una madre e hija tiene que existir esa relación de confianza. Que tiene que dejarme vivir mi vida. Tengo que equivocarme y aprender de mis errores.

Ella alternaba la vista entre el vaso que sostenía y yo, frunció un poco los labios y parecía pensativa.

Al ver que no decía nada añadí:

— Mamá, yo entiendo que te preocupas por mí, y estoy sumamente agradecida por ello. Pero tengo 17 años, dentro de poco 18. Solo iré a una cafetería a la que asisto diariamente. Además hay demasiadas personas, no creo que el encapuchado tenga valor de hacer algo en donde no pasará desapercibido.

Atracción Mortal ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora