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Dos Chicas corrían por los largos pasillos de aquella gran Universidad.

Veían cada salón por aquella ventanilla postrada en la puerta de cada aula.

No encontraban su aula B-12 y ya se estaban frustrando, aquella pelinegra jalaba del abrazo a la Rubia. 15 minutos tarde su primer día de clases, no podía empezar peor.

—Rosie creo que es este.–Hablo llamando la atención de la Rubia.

—¿Estas segura Lalisa? ¿No es, esta la clase de...Derechos humanos? Nos toca Derecho Romano Lalice.

—Ah.

Rosé rodo los ojos, si seguían así, no llegarían temprano.

—Solo...solo vamos, ven.–Jalo a Lalisa de la mano.

Tardaron otros 5 minutos en llegar a su destinado salón y por obra de arte esta clase aún no iniciaba ya que todos estaban platicando animadamente.

—Que raro.– Dijo Lisa para empezar a caminar a un asiento vacío seguida por Rosé.

Se sentaron al lado de una Rubia cabello corto, en realidad parecía un chico, un chico muy guapo pero no, en realidad era una hermosa chica.

—Hola un gusto, soy Lalisa ¿y tú?.– Se presentó.

–Oh!, Soy Yoo Jeongyeon.– Dijo sonriendo achinando sus ojitos.–¿Y tú eres?.– Hablo dirigiéndose a Rosé.

–Soy Roseanne Park, un gusto Yoo.–Le regreso el saludo amablemente.

Al parecer congeniaron muy bien el par con la Rubia de cabello corto ya que se llevaron muy bien, después de 5 minutos aproximadamente llegó una señora ya mayor llamando la atención de todos dado por entender que la clase ya estaba por "empezar".

—Buenos días alumnos, soy la profesora Yang, y lastimosamente yo no seré su profesora de Derecho Romano I.–Hizo una mueca de tristeza algo exagerada, algo que hizo reír a todos.

La profesora sonriente empezó a hablar lo que pasaría.

—Bueno chicos, su Profesora no tarda en llegar, al parecer tiene un caso nuevo y tiene algunos pendientes pero no se preocupen que no tarda.–Les regalo una pequeña sonrisa.

Los demás asintieron y empezaron a platicar.

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Después de 10 minutos llegó una profesora algo alta, cabello pelirrojo, piel blanquecina, labios perfectos, ojos color chocolate, delgada, buen cuerpo, traje color negro, tacones y lentes., llevaba cargando un portafolio y un bolso seguido de unos papeles y libros en su mano izquierda.

Toco la puerta y entro, todos quedaron boquiabiertos si esa sería su nueva profesora que suerte tenían.

Rosé, Lisa y Jeongyeon estaban bastante ocupadas pasándose sus números para hablarse después por chat.

La nueva profesora se presentó algo agitada a la profesora Yang quien le correspondió muy amablemente, la entendía, solo que ella ya era una abogada jubilada pero entendia todas las vueltas y lo difícil que es la profesión.

—Buenos días Profesora Yang. – Se presentó haciendo una reverencia de 90° hacia la profesora quien le dijo que no era necesario.

—Buenos días Profesora Kim.– Saludo la Sra. Yang.

—Lamento llega-

—No se preocupe la entiendo a la perfección pero a la próxima organizece.–Aconsejo.

—Claro.

—La dejo Profesora, son todos suyos, me despido.–Y así la profesora se retiró

Nadie lo noto, cada quien estaba en su mundo, bueno, no todos, ya que algunos mirones de más aventaban esas típicas miradas acosadora que se posaban en todo el cuerpo de la profesora y poco en su rostro.

La pelirroja suspiró algo molesta, pues se había dado cuenta.

—¿Tengo algo en el cuerpo o que?.– pregunto serena.

Los demás negaron rápidamente.

No se esperaban una profesora amargada.

—Buenos Días Chicooss~.–Exclamo ganándose varios sustos de algunos alumnos.

Sonrio ante eso, suspiro nuevamente y tomo el plumon para empezar a anotar la fecha y el título del tema del cual hablarían.

—Me presento, soy la Profesora Kim, Soy abogada penalista y desde el día de hoy seré su profesora de Derecho Romano I.–Hablo recargandose sobre el escritorio y se cruzo de brazos.

Un alumno levantó la mano.

Kim le otorgo el permiso con un asentimiento de cabeza.

—¿Me puede pasar su número hermosa?.–Pregunto un chico coquetamente.

Kim frunció el entrecejo.

— Si no fueras mi alumno justo ahora te partiría la cara.– Contesto siempre manteniéndose serena.

Y ahí estaba de nuevo esa voz tan familiar para Rosé que la hizo voltear rápidamente a la dirección de su Profesora.

Su corazón latir desenfrenadamente como si de salir de su pecho quisiese, ahí estaba ella de nuevo, quería llorar, pero de emoción.

Sonrió.

Promise [Pt. 02]Where stories live. Discover now